Belleza

Los hombres también nos cuidamos

«El varón tiene una piel más firme y gruesa (...) y por ello, envejece más tarde, pero de manera más brusca»

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«El varón tiene una piel más firme y gruesa (...) y por ello, envejece más tarde, pero de manera más brusca»

¿Cuántas veces hemos oído el refrán de: «El hombre y el oso cuanto más feo, más hermoso»? Todos sabemos que esto alude a la belleza masculina en cuanto a que la misma no es estrictamente necesaria para el atractivo y la virilidad en el hombre. Recuerdo un anuncio en TV en el que cambiaban este refrán por: «El hombre y el oso cuanto más feo, peor para él». Pienso que este trastoque del refrán va en concordancia con la evolución que ha tenido la belleza masculina y los cuidados en el hombre en los últimos 20 años.

Los recuerdos de mi infancia en cuanto a los cuidados estéticos de mi padre se reducían a un tarro de colonia, que le servía no sólo para perfumarse, sino como loción «supuestamente calmante» tras el afeitado. Lo que no sabía es que con ello, su piel cada vez se resecaba más por el alcohol de la colonia, en vez de hidratarla con una loción o gel adaptada a tal fin. Hoy por hoy, puedo deciros que su piel a los 75 años está bastante deshidratada y con tendencia al enrojecimiento y la hipersensibilidad. Ni qué decir tiene que jamás le he visto hacer uso de una crema con factor de protección solar.

Resulta curioso, hoy día, cómo han cambiado los patrones y aunque el número de pacientes varones en nuestras consultas médico-estéticas no llega aún al 20% en proporción con las mujeres, aún así, cada vez son más los hombres que se interesan por estos temas y he llegado a tener en mi consulta hombres que han venido a tratarse y luego decir: «A ver si un día te traigo a mi mujer y le convencemos para que se haga algo».

Por fin los hombres también nos subimos al carro de la belleza y, desde hace unos años, además de los cuidados del afeitado, champú, desodorante y colonia, comenzamos a implementar en nuestras vidas nuevos cuidados para la piel que han pasado a formar parte de nuestro ritual diario, llegando muchos y cada vez más, a realizarnos diferentes tratamientos médico-estéticos. Y es que, todos somos cada vez más conscientes de lo importante que es la imagen tanto para las relaciones personales como laborales.

Prejuicios a un lado y con el naciente concepto de metrosexualidad, según estudios recientes, el mercado de la belleza masculina ha aumentado en un 20-25% en los últimos años, el 63% de los hombres reconoce ser usuario de productos de belleza y el 80% dedica un tiempo diario a su cuidado personal.

Nos ha costado, pero al fin hemos entendido que nuestra piel no es inmune al paso del tiempo, a las agresiones externas, contaminantes medioambientales y polución, tóxicos (tabaco, alcohol...), hidratación deficitaria, dieta no adecuada y sobre todo, ese gran enemigo que nos acecha en el día a día: el estrés.

El hombre tiene una piel más firme y gruesa por contener más cantidad de colágeno y elastina y por ello, envejece más tarde, pero de manera más brusca. También contiene mayor número de glándulas sebáceas y son más activas generalmente que en la mujer, por lo que tienen mayor tendencia acneica. Las arrugas aparecen más tarde que en la mujer, pero con los años se hacen más marcadas.

Hoy día, los productos de belleza más utilizados por los hombres son: lociones, cremas, geles y productos antiaging. Y los cuidados estéticos más demandados son: depilación corporal, exfoliación facial y corporal, mascarillas, manicura, pedicura y perfilado de cejas.

En cuanto a dar un paso más y en lo que la Medicina Estética puede ofrecer a los hombres podríamos citar entre otros: tratamientos exfoliantes, hidratantes, antimanchas, mejora del contorno de ojos (bolsas, ojeras, arrugas), reafirmantes, revitalización dérmica, fotoprotección adecuada, recuperación de volúmenes perdidos, tratamientos relacionados con el pelo, reducir grasa localizada (michelines, barriga, papada...), flacidez en abdomen, cuello y brazos y cómo no, las arrugas de expresión.

Pero un aspecto fundamental a la hora de realizar cualquiera de estos tratamientos es la naturalidad, ya que cualquier pequeño exceso «cantará a leguas». Mi lema, al igual que en la mujer es que siempre te digan: «¡Qué bien estás!» y no, «¿qué te has hecho?». Y para ello, la clave estriba en «restituir lo que perdiste y no poner lo que nunca tuviste».

Yo, que acabo de pasar la frontera del medio siglo, hasta ahora y siendo completamente sincero, sólo me he hecho alguna que otra sesión de vitaminas, ácido hialurónico, me he quitado alguna mancha, también he probado con radiofrecuencia y acabo de probar una novedad para la papada llamada «Prostrolane Inner B» a base de péptidos biomiméticos y ácido hialurónico, que van reduciendo la grasa localizada. Ya voy por el ecuador del tratamiento (llevo dos sesiones de cuatro) y empiezo a observar la mejoría, así que igual pronto consigo evitar que me cataloguen de «cincuentón».

En Medicina Estética, diferentes son las técnicas a las que podemos recurrir los hombres. Entre ellas, destacar las que he conseguido implementar en los últimos años, basadas en la utilización del ácido hialurónico, como son: «sol radiante», para elevación de cejas, reducir caída de párpados y abrir la mirada; proyección temporal, para elevación de la cola de cejas; proyección cigomática, para elevar el tercio medio de la cara y reducir las arrugas del contorno de ojos en su porción lateral («patas de gallo»); proyección órbito-malar, para reducir la sensación de bolsas, mejorar arrugas del contorno de ojos y sobre todo, atenuar las ojeras; proyección glabelar, para proyectar el área del entrecejo y reducir las arrugas a dicho nivel; «palo de hockey», para reducir los surcos nasogenianos y elevar el tercio medio de la cara; «proyección láterofacial»: para demarcar mejor la línea del óvalo facial y reducir las arrugas de la comisura oral o «pliegues de marioneta».

La toxina botulínica se debe utilizar cuando la arruga sea debida a un componente predominante de fuerza muscular por la expresión. Se utiliza siempre que no esté contraindicado su uso o sea contraproducente y sus efectos son: reducir las arrugas dinámicas, atenuar la fuerza de expresión y dar una luminosidad muy característica a la piel.

Otras opciones de tratamiento, pueden ser: peelings, láseres, IPL o máscara LED para manchas, hilos tensores, radiofrecuencias o ultrasonidos focalizados para reafirmar, etc.

Respecto a la forma de inyectar, hoy día hemos mejorado mucho la técnica merced al uso de microcánulas de punta redondeada, que permiten inyectar desde un solo punto abarcando un área importante de tratamiento, minimizando enormemente el riesgo de hematoma e inflamación y reduciendo considerablemente el tiempo de baja. Dicho de otra forma: «Hoy me pincho y mañana a trabajar».

Con todo esto, ya no caben las excusas, hay que mantenerse en condiciones, que los jóvenes vienen pisando fuerte y luego puede ser tarde para lamentarse, ya me entendéis...