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Más supervivencia en mieloma y leucemia linfática crónica

Más supervivencia en mieloma y leucemia linfática crónica
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Hematólogos españoles reflexionan sobre el último encuentro de la Sociedad Americana de Hematología (ASH) y dejan entrever un panorama en el que la investigación española brilla, pero el acceso a los tratamientos va a la zaga.

El mieloma, un tipo de cáncer que afecta a las células «defensivas» del organismo, las que nos protegen de las infecciones, era una enfermedad que se consideraba catastrófica hace tan solo diez años. Era poco frecuente que los pacientes viviesen más de dos años tras el diagnóstico. Según se ha visto en este encuentro de la ASH, los nuevos tratamientos pueden llegar a cuadriplicar la supervivencia, explicaba María Victoria Mateos, del Hospital Universitario de Salamanca. Aunque mantiene un tono cauto y se resiste a hablar de curación en sentido estricto, Mateos explicaba que hay tratamientos que permiten, sobre todo si la respuesta es muy intensa en la primera fase, hablar de «supervivencias muy prolongadas», rozando esa idea de superación total de la enfermedad.

La doctora Mateos añadía que se ha dado un paso más buscando a los pacientes asintomáticos para obtener esa respuesta en fases aún más tempranas. España es pionera en esta estrategia, pero también en evaluar la profundidad de la respuesta de los pacientes para afinar su pronóstico y en probar nuevas combinaciones de fármacos que multiplican la eficacia que habían probado por separado. A las combinaciones se refirió también como «estrategias del futuro» Francesc Bosch, del Hospital Vall d’ Hebron de Barcelona. En el congreso se presentaron datos de fármacos «enfrentados», o comparados entre sí. Sin embargo, a su modo de ver, en el campo de la leucemia linfocítica crónica, otra de las enfermedades de las que se ha hablado mucho en la ASH, hay avances «espectaculares» con respuestas muy sostenidas en el tiempo y toxicidad muy baja, y sobre todo con enormes aportaciones en incremento de la supervivencia. Así se refería el experto a los resultados del estudio Resonate, en el que una terapia oral lograba una respuesta en el 95 por ciento de los pacientes durante un año y medio. «Son tres comprimidos diarios, y el cáncer sólo había progresado en un 5 por ciento de los pacientes», dice.

El hematólogo considera que las nuevas armas contra este tipo de cáncer se han convertido en auténticas artífices de un cambio de paradigma: «Ya no hablamos de un tratamiento más agresivo para acabar con la enfermedad, sino de un tratamiento que puede mantenerla a raya durante mucho tiempo», aclaraba.La leucemia linfocítica crónica es la leucemia más frecuente en adultos y afecta principalmente a personas que ya han cumplido los 70 años. Hay una población de pacientes menores de 50 años (el 10 por ciento del total) en los que esta nueva terapia va a ser estudiada muy pronto. Otro cáncer hematológico, el linfoma de las células del manto, podrá también ser tratado con nuevas combinaciones de fármacos que ya han demostrado altas tasas de eficacia cuando se utilizan por separado, según explicaba María Dolores Caballero, del Complejo Asistencial de Salamanca. Incluso, en pacientes que responden bien a la primera quimioterapia, en esta enfermedad era «urgente» encontrar nuevas opciones de tratamiento, valoraba Caballlero.

Dificultades

En este esperanzador paisaje que pintan los científicos, las dificultades en el acceso a los fármacos son parte de una realidad no tan halagüeña. Bosch indicaba que, como ocurre en otras especialidades, los médicos españoles se encuentran con la circunstancia de que cuando una nueva terapia es aprobada por las autoridades europeas (EMA) y por la propia Agencia Española del Medicamento (Aemps), todavía puede pasar una considerable cantidad de tiempo antes de que los médicos españoles puedan prescribirlas con libertad. En España, el retraso suele producirse cuando se alargan las negociaciones entre autoridades sanitarias y compañías farmacéuticas para acordar el precio del nuevo medicamento. Hasta que se llega a ese precio acordado, los medicamentos están aprobados, pero no disponibles o no con facilidad, en una especie de limbo.

Mateos indicaba que es muy frecuente que en estas circunstancias los fabricantes establezcan programas especiales de acceso, que consisten en proporcionar el fármaco gratis a los hospitales. También pueden recibir las nuevas terapias los pacientes que están incluidos en ensayos clínicos. «Si uno lo pelea, puede conseguir un medicamento para un paciente por diferentes canales, pero es algo complejo y que requiere mucho papeleo. No deberíamos aceptar sin más que un medicamento disponible en otros países europeos hace un año y medio no haya llegado a España. En Alemania y Francia, durante la negociación de precios es posible prescribir el fármaco si se considera necesario, independientemente de que ya tenga precio o no», afirmaba.