Cirugía

Microcirugía que recompone la mano catastrófica

En este escenario clínico de gran complejidad, el cirujano Francisco del Piñal es un referente en la investigación y desarrollo de nuevas técnicas quirúrgicas que devuelven la esperanza a pacientes con lesiones que, de entrada, parecen imposibles de salvar

Paciente de 25 años con amputación completa del antebrazo. Momento inmediato después del reimplante
Paciente de 25 años con amputación completa del antebrazo. Momento inmediato después del reimplantelarazon

En este escenario clínico de gran complejidad, el cirujano Francisco del Piñal es un referente en la investigación y desarrollo de nuevas técnicas quirúrgicas que devuelven la esperanza a pacientes con lesiones que, de entrada, parecen imposibles de salvar

Coger objetos, saludar, acariciar... Son sólo algunas de las funciones de la mano, una extremidad del cuerpo imprescindible para las tareas básicas del día a día. Pero, precisamente, son esas labores cotidianas o un accidente las que pueden desencadenar graves consecuencias en su estructura hasta el punto de comprometer su funcionalidad. Es lo que se conoce como mano catastrófica que, pese a que no tiene una definición como tal «aludimos a una extremidad superior con funcionalidad limitada, maluniones óseas y daños estéticos (mutilaciones y amputaciones, por ejemplo) tras un traumatismo grave», explica el doctor Francisco del Piñal, director del instituto que lleva su nombre con sede en Santander y ahora en el Hospital La Luz de Madrid. Precisamente, este especialista está considerado uno de los mejores cirujanos de mano del mundo. Sus aportaciones en campos como la trasferencia microquirúrgica de dedos de pie a mano o las técnicas de cirugía artroscópica en fracturas de muñeca son avaladas y aplicadas a escala internacional.

Punto de partida

Para Del Piñal, en las situaciones de mano catastrófica el punto de partida antes de comenzar la cirugía ha de ser «salvar la salvable, dando prioridad a estructuras básicas como articulaciones o tendones flexores, sin perder de vista que el factor estético, el aspecto final de la extremidad, es indisociable de los resultados funcionales». En cuanto al colectivo más proclive a sufrir una mano catastrófica se encuentran, según del Piñal, « suele ser gente joven por debajo de los 65 años. Los carpinteros, actividades relacionadas con el bricolaje y personal de la construcción que trabaja con maquinaria, aunque si bien es cierto que los mecanismos de seguridad que hay en España impiden muchas de estas lesiones. También sucede en los accidentes de tráfico».

Desde su perspectiva, el trabajo de los equipos de atención temprana es clave, para después, pasado ese primer contacto, derivar el caso a facultativos y equipos con capacidad para ejecutar las técnicas de microcirugía que, a día hoy, ofrecen esperanza a pacientes con puntos de partida extraordinariamente limitantes. Precisamente, esta técnica requiere de un nivel de experiencia muy alto para garantizar el éxito. En concreto, este especialista ha realizado «más de 1000 intervenciones de microcirugía, 450 casos de dedos de pie a la mano con una tasa de éxito del 99,5 por ciento. Además, el 70 por ciento de lo que opero son cirugías secundarias», añade. Por ello, no es de extrañar que la microcirugía haya supuesto un antes y un después en el abordaje de la mano catastrófica porque, prosigue el experto, «te permite traer huesos, tejidos y tendones vascularizados. También es posible traer grasa para que permita el deslizamiento porque de nada te sirve tener tendones si están pegados y no puedes moverlos».

Seguir un orden

Pese a la complejidad de la intervención, del Piñal insiste en que «es fundamental seguir un orden. La primera prioridad es dar riego a lo que no tiene, estabilizar al esqueleto y cubrirlo para que no se te infecte porque si no el hueso expuesto se infecta y se pierde. Después, hay que revascularizarlo, conectar las arterias y las venas. A continuación, necesitas una mano o antebrazo que se mueva y tenga sensibilidad». Buscar lo que se conoce como una «mano normal» y que cuente con la aceptación del paciente y, por consiguiente, de la sociedad es una de las prioridades. «Aquí se hace referencia a una mano con cuatro dedos y el pulgar; la mano casi normal con tres dedos y el pulgar y, a partir de ahí, dos dedos y el pulgar, una pinza básica...». Una vez concluída la cirugía, «la rehabilitación es fundamental para garantizar un buen resultado y que el paciente pueda volver a su vida habitual», concluye.

Un referente en este campo

-Considerado uno de los mejores cirujanos de mano del mundo.

- Licenciado (1983) y Doctor en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid (1989). Premio Extraordinario a Tesis Doctoral.

- Ha sido secretario general de la Sociedad Europea de Artroscopia de Muñeca y editor de la revista Europea de Cirugía de Mano.

- Fellow en Microcirugía en el Royal Melbourne Hospital (Melbourne, Australia, 1989) (12 meses).

- Fellow de Cirugía de la Mano y Microcirugía en la Universidad de Louisville (Kentucky, EE.UU, 1990) (12 meses).

- Cuenta con numerosos reconocimientos y participaciones destacadas en eventos médicos de alcance global.

- Ponente invitado en encuentros de las más destacadas sociedades nacionales e internacionales de artroscopia y microcirugía: australiana, argentina, belga, británica, china, japonesa, india, italiana, polaca, entre otras.

- En la actualidad, es el director del Instituto de Cirugía Plástica y de la Mano Dr. Piñal y Asociados en Madrid.