Ministerio de Sanidad
«Para permitirse los fármacos innovadores hay que apoyar los genéricos»
Tradicionalmente se asocian los genéricos a menor precio y sostenibilidad del sistema, pero la EGA se refiere con frecuencia a otros beneficios derivados de emplear medicamentos genéricos ¿Podría hablarnos de ellos?
-No hay duda de la contribución de los genéricos, por una cuestión de precio, a la sostenibilidad del sistema sanitario. No obstante, nosotros pensamos más en los beneficios en términos de acceso, de cuántos pacientes más pueden ser tratados con medicamentos de calidad cuando se implantan los genéricos. En los últimos diez años se ha producido un incremento en el acceso a medicamentos de hasta el cien por cien gracias a la entrada de los genéricos en el mercado. En Europa hay 350 plantas de fabricación de medicamentos genéricos. Dan trabajo directo a más de 160.000 personas, y en su mayor parte se trata de trabajos para perfiles de alta cualificación, a partir de graduados universitarios. España es, además, uno de los pocos países europeos con entramado industria farmacéutico de envergadura. Es una actividad que genera empleo y riqueza. El 70 por ciento de los genéricos que se administran a los pacientes españoles se han fabricado en el país.
-¿Es el español un entorno favorable para la industria de genéricos?
-Ningún mercado es favorable per se al desarrollo de medicamentos genéricos. Es competencia de los gobiernos favorecer su uso. En la prescripción existen diferentes fórmulas, como ofrecer incentivos a los farmacéuticos que dispensan genéricos a partir de un cierto nivel, en Holanda hay un margen adicional cuando se dispensa el medicamento de menor precio... En realidad, España soporta una medida adversa que no hay en otros países del entorno: el precio igual entre marcas y genéricos. Los medicamentos de marca llegan al mercado con campañas publicitarias muy potentes, es raro que se utilice su equivalente genérico si las autoridades no hacen que la balanza se incline del lado de la versión genérica, y la educación sanitaria y la información sobre los genéricos tienen que formar parte del proceso.
-¿Y desde el punto de vista de la fabricación?
-En la fabricación se da un desequilibrio que no es exclusivamente español, pero afecta a España de forma considerable. Toda la Unión Europea tiene prohibido fabricar medicamentos genéricos o biosimilares, mientras la patente no haya expirado, incluso si se van a exportar a mercados en los que la patente no está en vigor y es perfectamente legal comercializarlos. Como la prohibición no se da a la inversa, hay fabricantes de Argentina o India que pueden elaborar medicamentos genéricos para llevarlos a esos países en los que la patente no está en vigor. Cuando los europeos queremos llegar a esos mercados es demasiado tarde. La Comisión Europea está trabajando para replantear esta situación.
-¿Qué papel ha desempeñado la Administración en este contexto?
-Aunque en general se argumenta que toda la regulación en materia sanitaria se hace pensando en el paciente, los políticos no siempre tienen en cuenta el impacto de los genéricos a la hora de mejorar el acceso a los tratamientos o incluso de cómo mejoran el cumplimiento de las terapias. Muchos gobiernos han implantado toda una serie de mecanismos para reducir el precio de los medicamentos de forma artificial. Un ejemplo sería la reducción obligatoria del precio en un 40 por ciento cuando un genérico entra al mercado. Esa es una normativa española. Los gobiernos han visto la industria farmacéutica como una fuente de ahorro, pero no es lo que somos. Un 56% de los medicamentos que toman los pacientes europeos son medicamentos genéricos ¿Puede imaginar qué pasaría si dejáramos de estar ahí?
-¿Qué piensa de las subastas de medicamentos, que también se han presentado como una forma de reducir el gasto?
-Subastas como las que se han llevado a cabo en Andalucía llevan los precios a niveles extremadamente bajos. El impacto de estas medidas en el ecosistema sanitario es enorme. Los fabricantes de genéricos pueden abandonar un mercado porque deja de resultar rentable, también se han producido problemas de abastecimiento por efecto de las subastas. Es algo que se ha visto en Alemania, Holanda y Dinamarca. En este último caso, donde las subastas se realizan cada dos semanas, los pacientes tienen que cambiar de un medicamento a otro. Para nadie es cómodo, pero las personas mayores sufren las disfunciones de este sistema de forma aún más acusada. En el caso de Andalucía, si se introducen las subastas y se reducen los precios, el primer efecto es el que siente el fabricante, pero también perjudica a los farmacéuticos, que tienen menor margen de ganancias. El cierre de una farmacia es algo negativo en sí, pero es que si además se trata de un negocio pequeño, como una farmacia rural, que muchas veces es el único acceso a un profesional sanitario para la población de la zona, el perjuicio es también para los pacientes.
PERFIL
-Licenciado en la Escuela de Negocios de Varsovia.
- Empezó su carrera en la compañía Deloitte & Touche, dentro de la división de consultoría estratégica.
-Fue consejero delegado de la compañía farmacéutica Polpharma. Bajo su liderazgo, la firma se convirtió en el líder del mercado polaco y una de las compañías farmacéuticas de más rápido crecimiento de la región.
-Es el máximo responsable de la compañía de genéricos Mylan en Europa.
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