Investigación científica
«Si tratas sólo la lesión, no la solucionas; tienes que ir al origen»
Los pacientes que acuden a la biorreadaptación para curar un problema muscular suelen haber probado otras técnicas antes. ¿Qué valor añadido aporta?
-Se trata de tener en cuenta todo lo que nos rodea. Todo nos afecta. Si vas directamente a la lesión, no vas a poder solucionar el problema, porque puede ser que no esté en la estructura biológica sino en otro lado. Tienes que tener en cuenta la funcionalidad global del cuerpo. Un biorreadaptador es una persona que conoce diferentes técnicas de medicina y las aplica a través de un método que se ha desarrollado durante 30 años. Este procedimiento consiste en comprender que el cuerpo posee unas líneas de tensión que están relacionadas, por lo que tocamos unas u otras para llegar al origen del dolor.
-¿Cómo se llega a la causa final de la dolencia?
-Si te quedas en la superficie el problema no se resuelve, porque unas partes del cuerpo tiran de otras. Por ejemplo, un problema de rodilla puede tener su origen en la zona pélvica, por ello, trabajamos con madres que van a dar a luz o que ya lo han hecho. Las mujeres que han pasado por este proceso tienen abierta la cadera, lo que les descompensa toda la estructura. En España no hay conciencia de cerrarla, y ese aspecto rompe el equilibrio y causa el dolor de rodilla. Por ello, llegar al origen significa ir tocando el cuerpo para ver el estado de las líneas de tensión que marcan cómo va a estar tu estructura. Tenemos diez biotest, pero son las manos las que nos dicen todo; el 99 por ciento de nuestro trabajo es manual.
-Parece que tiene mucha relación con la fisioterapia. ¿En qué se diferencia una de la otra?
-La novedad es que el fisioterapeuta es recuperador de la lesión mientras que el biorreadaptador trata el cuerpo como un todo. Utiliza más técnicas y más herramientas para poder llegar al dolor y curar la lesión. No sólo nos centramos en dónde le duele al paciente, sino que con las líneas que hemos citado vamos a estirar todo el cuerpo. Con ello se consigue que los músculos oxigenen mejor y una fisionomía más suelta. Es un proceso energético, funcional y emocional que comprende que la causa de una molestia puede estar en una víscera, una mala alimentación, e incluso, en una emoción.
-¿Cómo se trabaja emocionalmente a una persona para generar una mejora física?
-Los biotest nos permiten saber qué le ocurre a cada persona. Uno de ellos tiene que ver con la escucha, es decir, con saber oír lo que le ocurre al pacinte, con sus propias palabras. Por ejemplo, si estás pasando por una separación, un duelo o te echan del trabajo, el cuerpo se va a encoger. Nuestras emociones tiran de la postura, nos crean una energía negativa que se puede observar en la forma del cuerpo. También la climatología puede influir sobre nuestros sentimientos y sobre la evolución de las lesiones musculares.
-¿Cuánto tiempo tiene que transcurrir para que el paciente se sienta mejor?
-La recuperación de roturas, esguinces o dolores de cabeza es muy rápida. En cuatro o en cinco sesiones vas a notar que mejora. No sólo el dolor sino la raíz que lo origina. Cada sesión consta de una hora de trabajo en la que con las manos exploramos e intentamos que el cuerpo se suelte. En la primera sesión ya lo notas, de hecho, las personas que no están acostumbradas a un trabajo intenso sienten una especie de resaca, pero luego se acostumbran y repiten. Yo recomiendo una biorreadaptación de mantenimiento una vez al mes.
A vuela pluma
Después de 35 años de experiencia en yoga, osteopatía y kinesiología, decidió utilizar su formación para resolver aquellas lesiones que otras técnicas no lograban solucionar. Por ello, hace ya tres décadas comenzó a desarrollar un nuevo método para llegar al origen de cada dolencia, mediante el uso de las manos.
A todo ello añadió sus conocimientos como «coach» personal para acelerar y simplificar los procesos de recuperación biológica y psicológica.
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