Psiquiatría
Un fármaco de 150 años, «resucitado» para tratar el párkinson
Puede proporcionar alivio a los episodios de inmovilidad
Una nueva investigación proporciona evidencia de que un medicamento antiguo puede aliviar a las personas con Parkinson avanzado, según revela un estudio hecho público este miércoles que será presentado en la 69 Reunión Anual de la Academia Americana de Neurología, que se celebra en Boston, Estados Unidos, del 22 al 28 de abril, informa Europa Press.
En el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, el fármaco oral levodopa ha sido considerado desde hace mucho tiempo el estándar de oro, mejorando la calidad de vida y la longevidad. Pero a medida que la enfermedad progresa, los efectos de la medicación pueden desgastarse parcialmente más rápidamente después de cada dosis, dejando a las personas experimentando periodos de inmovilidad relacionados con la falta de respuesta temporal a la medicación. Los síntomas de Parkinson, como la lentitud y la rigidez muscular, a menudo dificultan el movimiento. «Si una persona con enfermedad de Parkinson puede reducir sus tiempos ‘apagados’, eso puede tener un gran impacto en su vida cotidiana», afirma la autora del estudio, Regina Katzenschlager, del ‘Danube Hospital’, afiliado a la Universidad Médica de Viena, Austria. «En algunos pacientes en el ensayo, la inseguridad de impredecibles periodos de incapacidad se alivió completamente», añade.
El fármaco apomorfina, producido en 1865, se utilizó por primera vez para tratar la enfermedad de Parkinson avanzada en Estados Unidos en 1950. Su uso creció en la década de 1990 cuando los médicos europeos comenzaron a emplear infusiones subcutáneas del medicamento para tratar las fluctuaciones de movilidad que no podían ser controladas mediante las pastillas. A pesar de su uso en muchos países del mundo, ha faltado evidencia de alto nivel de estudios aleatorizados y cegados sobre su eficacia y seguridad.
En este estudio de fase III, los investigadores reclutaron a 107 personas con enfermedad de Parkinson avanzada de 23 centros en siete países. Se seleccionó aleatoriamente a los participantes para recibir infusión subcutánea de apomorfina o infusión de placebo con solución salina. La infusión se administró durante un periodo de 14 a 18 horas cada día a través de una bomba portátil pequeña similar al tipo utilizado en el tratamiento de la diabetes tipo 1.
El estudio reveló que aquellos a los que se les administró apomorfina tuvieron una reducción significativamente mayor del tiempo de ‘apagado’ que aquellos a los que se les administró la infusión de placebo, con un promedio de 2,5 horas menos de tiempo al día, mientras que los que recibieron la infusión de placebo registraron un promedio de 30 minutos por día de reducción de su tiempo en ‘off’.
Esta mejora fue evidente en la primera semana de tratamiento. Al mismo tiempo, para aquellos que recibieron apomorfina, hubo un aumento de tiempo en el que estuvieron activos sin los movimientos involuntarios anormales conocidos como discinesias que se observan a menudo con el medicamento levodopa.
Se pidió a los participantes que evaluaran cómo pensaban que funcionaba el tratamiento. Los que recibieron apomorfina dieron a su tratamiento puntuaciones más altas en la semana 12 que los que recibieron la infusión de placebo. En el grupo con apomorfina, el 71 por ciento de los pacientes se sintió mejor, en comparación con el 18 por ciento con el placebo, mientras que el 19 por ciento empeoró con la apomorfina en comparación con el 45 por ciento con placebo. La apomorfina fue generalmente bien tolerada y no hubo efectos secundarios graves. «Esperamos que estos hallazgos que confirman la eficacia de la infusión de apomorfina alentarán a los médicos en Estados Unidos a ofrecer este tratamiento a sus pacientes y a evaluar su eficacia en su propia práctica clínica», concluye Katzenschlager.
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