Salud

Vitamina D: del déficit a la sobremedicación

Los expertos advierten de que tomar este suplemento sin control o indicación médica puede causar daño renal

Vitamina D: del déficit a la sobremedicación
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De declarar poco menos que una epidemia por su déficit a alertar sobre los problemas derivados de su exceso. Eso es lo que está sucediendo con la popular vitamina D, también denominada calciferol, con la que se ha pasado de llamar la atención sobre las necesidades de suplementación a advertir sobre los efectos perniciosos de su uso abusivo como ha hecho la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), que emitía un aviso por la sobredosificación con preparados de vitamina D tras haberse notificado casos de hipercalcemia en recién nacidos, lactantes y adultos, asociados a la administración excesiva de ésta. Un hecho que coincidía, además, con la publicación de un estudio en la «Canadian Medical Association Journal» en el que se relaciona con el daño renal en personas que no tienen deficiencia de esta vitamina.

«No se trata de ningún problema de calidad ni seguridad asociado a estos medicamentos, sino de un uso erróneo en cuanto a su posología –responde Antonio Blanes, responsable de Servicios Técnicos del Consejo General de Colegios Farmacéuticos–. Según los datos disponibles en las notificaciones de la Aemps, estos casos están relacionados con errores en los que las dosis empleadas del medicamento, tanto en niños como en adultos, fueron mayores de las recomendadas». «Esto sucede porque los preparados que la contienen son de administración semanal, mensual... y la gente los toma de forma diaria y ese es el motivo del aviso», añade Francisco Botella, vocal de Comunicación de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). No obstante, y como reconoce Blanes, estas complicaciones pueden surgir «por su uso no controlado. La sobredosificación de vitamina D es la responsable de la posible aparición de los problemas descritos».

«El gran problema es que se llama vitamina porque la gente interpreta que da igual la cantidad que se puede tomar y que cuanto más mejor», asegura Botella. Y nada más lejos de la realidad. A diferencia de lo que ocurre con otras, «la D es liposoluble, soluble en grasa. Eso quiere decir que, si la ingerimos en exceso, este exceso no se elimina en orina, que es agua, como ocurriría con las que son hidrosolubles, (la C o la B). Al contrario, el exceso de colecalciferol se acumula y causa una intoxicación caracterizada por hipercalcemia (calcio alto en sangre), poliuria (orinar mucho) y fracaso del riñón, que puede persistir a largo plazo si se producen calcificaciones renales», explica Alberto Ortiz, coordinador de docencia e investigación de la Sociedad Española de Nefrología (SEN).

En cualquier caso, continúa Ortiz, aunque la intoxicación por vitamina D es un problema bien conocido, «el estudio refleja un fenómeno frecuente y habitualmente debido a la imprudencia/desconocimiento del paciente o al uso indebido de suplementos de colecalciferol y su prescripción por personal sin formación sanitaria adecuada. Sólo de forma excepcional, la intoxicación se debe a una predisposición del paciente debida a enfermedades coexistentes». Por eso, recalca, «siempre hay que seguir las indicaciones del médico, no es algo que se pueda suplementar por cuenta propia». De hecho, «desde el punto de vista de la SEEN es un medicamento peligroso que hay que prescribir con precaución porque es una sustancia muy compleja y difícil de manejar», señala Botella, pero que «por el hecho de llamarse “vitamina” se trivializa cuando su tratamiento debe ser controlado por un médico. Otras vitaminas no las medimos, pero en el caso de la D hay que pedir analíticas para controlar los niveles».

Se estima que hasta el 80% de la población anciana española presenta niveles de vitamina D por debajo de los recomendados. Esto es debido a una escasa exposición solar e ingesta de productos ricos en esta vitamina, y a la disminución de la capacidad de sintetizarla en la piel y de absorberla de los alimentos. En adultos más jóvenes también se ha encontrado déficit por poca exposición solar, la dieta y el uso de fotoprotectores. A pesar de lo anterior, «no está recomendado la determinación universal de vitamina D, y sólo debe realizarse en personas o grupos de riesgo de déficit –asevera Soledad Ojeda reumatóloga de la Unidad de Metabolismo Óseo del Hospital Dr. Negrín de Gran Canaria–. En estos casos se suplementará si es necesario».

Sin embargo, como señala Botella, lo que ha pasado con esta vitamina es «un “morir de éxito”: cada vez se está popularizando más y se está disparando el número de peticiones de analíticas. Probablemente, su carencia existía ya de antes pero no se medía tanto», cuenta. «Ahora se determina a mucha gente probablemente porque la industria ha ‘‘tocado mucho el tambor’’ con el tema del calcio y por ello se ha creado una cierta psicosis con ella». La fuente principal de vitamina D es la exposición solar, que aporta un 90-95% de los depósitos y el resto es ingerida a través de los alimentos. La mayoría de las sociedades científicas consideran que el nivel sérico adecuado debe estar por encima de 30 ng/ml. En ocasiones, una exposición solar escasa y la dieta no aportan los requerimientos necesarios, por lo que hay que añadir suplementos farmacológicos. «Las dosis recomendadas, como norma general, son de 800-1.000 UI diarias o sus equivalentes semanales o mensuales. En determinados individuos y/o en circunstancias de riesgo alto de deficiencia de vitamina D (osteoporosis, ciertas patologías, obesidad severa o ancianos que viven en residencias) ésta puede llegar a ser de 2.000 UI/día», explica Ojeda.

No previene fracturas

La prescripción de colecalciferol para potenciar la absorción del calcio frente a la pérdida de masa ósea ha sido su principal indicación. Sin embargo, ese uso estaría en entredicho tras la publicación este año de otro trabajo, en el «British Medical Journal», en el que se ponían en duda también sus supuestos efectos beneficiosos en la prevención del riesgo de fractura ósea y mineralización de los huesos. El trabajo en cuestión, en el que participa el Instituto de Investigación Sanitaria Valdecilla, concluía que la suplementación de calcio y vitamina D podría no ser tan efectiva como se pensaba.

«El estudio analizó los determinantes genéticos y clínicos de fractura y llega a la conclusión de que sólo la densidad mineral ósea mostró un efecto causal, y que la predisposición genética de presentar niveles más bajos de esta vitamina no estaba asociada con el riesgo de fractura», explica Ojeda. Y continúa: «Varios trabajos recientes sugieren que la suplementación con vitamina D no previene fracturas o caídas ni tiene efectos significativos en la densidad mineral ósea. Por tanto, no estaría justificado usar suplementos de vitamina D para mantener o mejorar la salud ósea en la población sana». «A pesar de lo comentado, los suplementos de colecalciferol y calcio han demostrado eficacia en reducir el riesgo de fractura no vertebral y de cadera en población mayor de 65 años que viven en instituciones. Este efecto se produce con dosis iguales o superiores a 800 UI diaria», continúa la experta.

Sin embargo, y como apuntan María Jesús Moro, vicepresidenta de la Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral, y José Manuel Quesada, endocrinólogo del Hospital Reina Sofía de Córdoba, «las conclusiones del trabajo, que es el comentario a un metanálisis de Bolland publicado con anterioridad en ‘‘Lancet Diabetes Endocrinology’’, deben interpretarse con cautela, porque en su elaboración tiene limitaciones intrínsecas o incluso errores, como se ha reflejado en varias cartas publicadas como respuesta a los autores, en la propia revista». Por tanto, añade, estas «conclusiones no deberían modificar la práctica habitual de suplementación con vitamina D y calcio combinados en pacientes que son deficientes en estos nutrientes».

En cualquier caso, y como concluye Botella, «más que desmitificarla lo que está sucediendo es que se esta recolocando para saber su papel exacto porque todavía tiene mucho recorrido».

SE DESMIENTE QUE REDUZCA EL RIESGO DE CÁNCER

Muchas son las propiedades que se atribuyen a la vitamina D, como que reduce el riesgo de cáncer o enfermedad cardiovascular. Sin embargo, los datos de los ensayos aleatorios eran limitados hasta la fecha y no estaba claro si tomar esta vitamina producía ese efecto. Pues bien, un estudio, publicado este año en la revista «New England Journal of Medicine» echa por tierra también sus supuestos efectos beneficiosos en este sentido. El trabajo, financiado por los Institutos Nacionales de Salud de EE UU y en el que se incluyeron un total de 25.871 participantes, concluye que