La degradación del discurso político
Solo hace falta la voluntad de levantar un teléfono. A más autoridad, más responsabilidad, pero lo fácil también es esconderse detrás del «no me llaman»
Solo hace falta la voluntad de levantar un teléfono. A más autoridad, más responsabilidad, pero lo fácil también es esconderse detrás del «no me llaman»