
Turismo
Los cinco pueblos de Mallorca que son una visita fundamental en primavera
La estación es perfecta para visitar la isla por el buen clima, que hace que su naturaleza esté en pleno esplendor

Mallorca florece en primavera. Las temperaturas suaves, los paisajes verdes y la luz clara de esta estación convierten la isla en un destino perfecto para descubrir con calma. Lejos de las multitudes del verano, es el momento ideal para recorrer sus pueblos más bonitos, donde tradición, naturaleza y arquitectura conviven en armonía. Aquí te proponemos cinco que no te puedes perder esta temporada.
Pollença: historia entre montañas
Pollença es uno de esos pueblos que enamoran a primera vista. Situado en el norte de la isla, entre montañas y mar, su casco antiguo conserva la esencia de la Mallorca más auténtica. En primavera, la subida al Calvari —365 escalones que conducen a una pequeña ermita— es especialmente agradable. Desde arriba, las vistas al valle son impresionantes. Las plazas se llenan de vida y las cafeterías invitan a hacer una parada larga bajo el sol.
Sineu: mercado y tradición rural
En el corazón de la isla, Sineu es famoso por su mercado semanal, uno de los más antiguos de Mallorca. Pasear entre puestos de fruta, artesanía y animales es una forma estupenda de conocer la vida rural mallorquina. En primavera, los campos que rodean el pueblo están en su punto más bonito: verdes, salpicados de flores y repletos de almendros y olivos. Un lugar perfecto para una excursión de un día con sabor local.
Artà: naturaleza, cuevas y patrimonio
Artà combina lo mejor del interior y la costa. Su imponente santuario de Sant Salvador corona el pueblo y regala unas vistas espectaculares del Parque Natural de la Península de Llevant. En primavera, este parque se convierte en un paraíso para los senderistas. Además, muy cerca se encuentran las Cuevas de Artà, ideales para una visita si te apetece un plan diferente. En el centro del pueblo, tiendas de artesanía y restaurantes de cocina local completan la experiencia.
Valldemossa: encanto en la Serra de Tramuntana
Valldemossa es uno de los pueblos más fotografiados de Mallorca, y con razón. Sus casas de piedra decoradas con macetas, su ambiente tranquilo y su entorno natural lo hacen irresistible. En primavera, la Serra de Tramuntana que lo rodea está verde y llena de vida, perfecta para hacer rutas a pie o simplemente disfrutar del paisaje. Además, puedes probar la tradicional coca de patata en alguna de sus panaderías locales, un clásico mallorquín.
Sóller: entre naranjos y montañas
En primavera, los naranjos de Sóller están en flor y el valle huele a azahar. Llegar hasta el pueblo en su antiguo tren de madera desde Palma es ya toda una experiencia. Su arquitectura modernista, su ambiente relajado y su cercanía al mar hacen de Sóller una escapada completa. No te pierdas el paseo en tranvía hasta el Port de Sóller para ver la puesta de sol junto al mar, uno de los momentos más mágicos que ofrece la isla.
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