
Turismo
Esta es la región española donde veranea la élite de Italia (no tiene aeropuerto)
Actores, diseñadores, empresarios e incluso políticos de origen italiano eligen cada verano este rincón del Mediterráneo español como su refugio vacacional

Cuando se habla de destinos de lujo en España, lo habitual es que aparezcan en la conversación nombres como Ibiza, Marbella o Mallorca. Sin embargo, desde hace décadas, el verdadero paraíso estival de la élite italiana se encuentra en Formentera, una isla pequeña, tranquila y discreta que ha logrado convertirse en un auténtico icono del turismo exclusivo.
Actores, diseñadores, empresarios e incluso políticos han elegido este rincón del Mediterráneo como su refugio veraniego, atraídos por su mezcla de naturaleza, calma y un lujo que no necesita ostentación.
Discreción y libertad como señas de identidad
El principal atractivo de Formentera no es solo la belleza de sus playas, sino la discreción que ofrece. Llegar en barco desde Ibiza es la forma más habitual de acceder a la isla, y una vez allí resulta fácil perderse entre calas escondidas o mezclarse con los vecinos en un ambiente relajado, sin flashes ni focos. Esa posibilidad de pasar desapercibido es lo que seduce a muchos visitantes de alto perfil, que buscan precisamente un espacio donde disfrutar sin sentirse observados.
En Formentera, el lujo no se muestra con grandes gestos, sino que se intuye en los detalles: un chiringuito con vistas al mar al que solo se accede caminando, un paseo en velero al atardecer o una cena tranquila en un restaurante que combina tradición con elegancia.
El secreto de unas aguas únicas
Si hay una imagen que define a Formentera son sus aguas cristalinas de intensos tonos turquesa. Este color se debe a la presencia de la posidonia oceánica, una planta marina protegida y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La pradera submarina actúa como un filtro natural que mantiene el agua limpia y transparente, creando un escenario que muchos comparan con el Caribe.

Gracias a ello, playas como Ses Illetes o Cavall d’en Borràs aparecen cada año en rankings internacionales entre las más bellas del mundo. La primera, situada dentro del Parque Natural de Ses Salines, combina arena blanca y aguas calmadas con vistas privilegiadas a la isla privada de Espalmador, un rincón tan exclusivo que se ha convertido en una de las postales más reconocibles del archipiélago.
Playas infinitas y rincones con historia
A pesar de su reducido tamaño —apenas 83 kilómetros cuadrados—, Formentera cuenta con paisajes que parecen no tener fin. La Playa de Migjorn, con más de cinco kilómetros de arena, es ideal para quienes buscan espacio y tranquilidad. Por el contrario, en Es Caló de Sant Agustí, los visitantes se encuentran con un ambiente más tradicional, con antiguos embarcaderos de madera aún en uso por pescadores locales.
Los faros son otro de los grandes símbolos de la isla. El Faro de La Mola, en un entorno de acantilados espectaculares, inspiró a escritores como Julio Verne. El Faro de Cap de Barbaria, con su camino solitario y su ubicación frente al horizonte infinito, alcanzó fama internacional gracias a su aparición en la película Lucía y el sexo.
Una isla que invita a moverse despacio
Formentera se recorre mejor a un ritmo lento. Las motos y bicicletas son los medios más habituales para descubrir sus paisajes, atravesando caminos entre pinares, dunas y pueblos con encanto. Los mercados artesanales, como el de La Mola, recuerdan el pasado hippie de la isla en los años sesenta y setenta, cuando era un refugio alternativo antes de transformarse en un destino de lujo discreto.
El equilibrio entre glamour y sencillez
Lo que hace de Formentera un lugar tan especial es su capacidad para combinar glamour y autenticidad. En un mismo día es posible disfrutar de una cerveza en una terraza sencilla y, horas después, coincidir en un chiringuito con celebridades internacionales. Todo ello sin perder la sensación de intimidad que ofrece una isla que, a diferencia de otras, sigue sin aeropuerto y mantiene el acceso únicamente por mar, lo que limita la masificación y preserva su carácter exclusivo.

En definitiva, Formentera ha sabido mantenerse fiel a sí misma. Su secreto radica en ofrecer lujo sin estridencias, un entorno natural único y una vida pausada que conquista tanto a la élite internacional como a cualquier viajero en busca de un verano distinto. Quien la visita entiende por qué este pequeño rincón balear se ha convertido en el refugio preferido de tantos amantes del Mediterráneo.
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