Sucesos

Investigan un estudio de tatuajes de Ibiza por alojar a 14 trabajadores en un sótano insalubre

La empresa habría instalado una infravivienda en un sótano situado entre el estudio principal, ubicado en carrer d’Ignasi Riquer 10, y otro local de la misma cadena en la zona

Investigan un estudio de tatuajes de Ibiza por alojar a 14 trabajadores en un sótano insalubre
Investigan un estudio de tatuajes de Ibiza por alojar a 14 trabajadores en un sótano insalubreGoogle Maps

Hacinados en un sótano, sin ventanas y con un único baño. Así habrían vivido durante meses 14 trabajadores de Buum Tattoo Studio Ibiza, establecimiento ubicado en el municipio de Sant Antoni y actualmente bajo la lupa de Inspección de Trabajo por presuntas irregularidades laborales y de habitabilidad, como ha publicado recientemente el medio local La Voz de Ibiza.

Según la denuncia presentada por una exempleada, la empresa habría instalado una infravivienda en un sótano situado entre el estudio principal, ubicado en carrer d’Ignasi Riquer 10, y otro local de la misma cadena en la zona.

La mujer, que además aportó un vídeo como prueba, asegura que en este espacio “vivían sus trabajadores, 14 personas en total, pagando en promedio 450 euros cada una”, cantidad que se descontaba directamente de sus salarios.

“Humillante y denigrante”

La denunciante describe un entorno marcado por la precariedad: un solo baño, una ducha y una cocina para todos los residentes, sin ventilación y con malos olores constantes. “Era asqueroso vivir allí, entre basura, humedad y sin aire fresco. La ducha estaba llena de hongos y la limpieza diaria que prometían nunca existió”, relató.

En su testimonio, califica la experiencia de “humillante y denigrante, peor que inmigrantes en situación irregular”. Además, asegura que para disponer de aire acondicionado se debía pagar un suplemento de 50 euros, aunque no todas las habitaciones contaban con el aparato.

Otra trabajadora consultada por este medio confirma la existencia del sótano, pero asegura que en las últimas semanas se produjo un desalojo repentino. “Sacaron camas, muebles y todo lo que había dentro. Ahora han trasladado a los empleados a un hostel en la zona de West End”, afirmó.

El desmentido de la empresa

Desde la dirección de Buum Tattoo Studio, la propietaria Martina De Lise ha negado rotundamente las acusaciones. En declaraciones a La Voz de Ibiza, la empresaria italiana aseguró que “el sótano es un almacén” y que “nadie vivía allí”.

“No estoy diciendo que vivieran ahí, pero si fuera cierto, es cosa de ellos. Nadie obliga a nadie a hacer nada. En cualquier caso, el sótano es un almacén. Punto”, manifestó.

Sin embargo, este medio ha tenido acceso a conversaciones por WhatsApp en las que se confirma el descuento del alojamiento en las nóminas de los trabajadores, lo que contradice la versión oficial de la empresa.

Una investigación en curso

Inspección de Trabajo ha abierto una investigación formal para esclarecer lo sucedido. De comprobarse los hechos, la empresa se enfrentaría a sanciones económicas y administrativas graves por incumplir la normativa laboral, de habitabilidad y de prevención de riesgos.

En Baleares no es la primera vez que se detectan casos similares. La presión inmobiliaria y los elevados precios del alquiler han generado un mercado paralelo de infraviviendas en sótanos, garajes y trasteros, donde se alojan trabajadores temporales vinculados sobre todo al sector turístico.

El contexto: trabajadores atrapados por la precariedad

Organizaciones sindicales han denunciado en reiteradas ocasiones que muchos empleados en Ibiza y Formentera terminan aceptando estas condiciones debido a que los alquileres en temporada alta superan los 1.500 euros por un piso compartido. Ante esta realidad, algunos empresarios ofrecen alojamiento vinculado al puesto de trabajo, aunque en condiciones que rozan —o cruzan— la ilegalidad.

El caso de Buum Tattoo Studio se enmarca en este fenómeno y reabre el debate sobre la responsabilidad de las empresas en la dignidad de sus empleados. Mientras tanto, los testimonios y las pruebas gráficas aportadas por las trabajadoras contrastan con la versión oficial de la dirección, dejando la resolución final en manos de la investigación oficial.