
Invasión
El National Geographic alerta sobre la plaga invasora de serpientes en Ibiza en un reportaje en profundidad
La lagartija pitiusa, la especie autóctona de Ibiza y de Formentera, está en peligro desde la presencia de los reptiles, que va en aumento

En los muros de piedra seca y entre los pinares costeros de Ibiza y Formentera, las lagartijas pitiusas han sido, durante siglos, una imagen tan habitual como icónica. Hoy, sin embargo, su presencia está en serio retroceso.
La razón: una invasión silenciosa pero devastadora protagonizada por las culebras de herradura, una especie no autóctona que ha colonizado la mayor parte del territorio pitiuso en apenas dos décadas.
La alarma no es nueva, pero ha vuelto a saltar recientemente tras hacerse eco del problema la prestigiosa revista National Geographic, que ha dedicado un reportaje en profundidad a la amenaza que supone esta especie invasora para el único vertebrado endémico de las islas.
La especie autóctona de lagartijas, amenazada
La lagartija Pitiusa (Podarcis pityusensis), que durante generaciones ha convivido sin grandes amenazas, se ha visto de pronto expuesta a un depredador eficiente y sin control. Las culebras de herradura (Hemorrhois hippocrepis), que llegaron camufladas entre los cepellones de olivos centenarios importados para jardines privados, han encontrado en las Pitiusas un hábitat sin enemigos naturales y con abundante alimento.
Actualmente, esta serpiente se ha extendido por más de tres cuartas partes de la isla de Ibiza, y ha sido detectada también en algunos islotes cercanos, lo que compromete seriamente la supervivencia de las poblaciones de lagartijas.
Los expertos advierten de que las trampas implementadas hace más de una década han resultado insuficientes para frenar su avance. Además, su longevidad —pueden vivir hasta 20 años— y su alta capacidad de adaptación dificultan cualquier intento de control efectivo.
Creación de microreservas urbanas
Biólogos y responsables ambientales coinciden en que ya no se trata de erradicar, sino de convivir de la manera más equilibrada posible. Entre las medidas que se contemplan están la protección de islotes donde aún sobreviven las lagartijas, la creación de microreservas urbanas o la mejora del seguimiento científico.
La lagartija Pitiusa no es solo una especie protegida, sino también una pieza clave del ecosistema: ayuda a controlar poblaciones de insectos y contribuye a la dispersión de semillas. Su pérdida supondría un golpe ecológico para unas islas que ya afrontan múltiples presiones medioambientales.
Que National Geographic haya puesto el foco en esta situación no hace sino subrayar la gravedad del problema. La comunidad científica insiste en que aún se está a tiempo de evitar la desaparición de esta especie tan representativa de Ibiza y Formentera, pero para ello se necesita una acción coordinada, sostenida y con recursos adecuados. Porque salvar a la lagartija Pitiusa es, en cierto modo, también salvar la esencia natural de las islas.
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