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Masificación turística

La playa de Ibiza que está en el top 5 de las más masificadas de todo el mundo: "¡Qué de gente!"

Otras playas que encabezan este ránking mundial son La Pelosa, en Cerdeña (Italia), la también sarda Spiaggia La Cinta (84,2%) y la Praia da Falésia, en el algarve portugués

Cala Comte, en Ibiza iStock

El mar turquesa, la arena clara y las puestas de sol espectaculares convierten a Platges de Comte, en el municipio de Sant Josep (Ibiza), en una de las imágenes más repetidas en redes sociales y guías de viajes. Sin embargo, tras esa postal idílica se esconde una realidad que cada vez señalan más turistas: la masificación extrema durante la temporada alta.

Un comentario publicado este mismo agosto en Tripadvisor lo resume con crudeza: “Mar precioso, ¡pero qué de gente! Muchísimo público… No vengáis tarde si queréis encontrar un hueco para vuestras toallas”. Esta sensación, lejos de ser anecdótica, se repite en centenares de opiniones y ha terminado por situar a la playa ibicenca en un ranking mundial poco envidiable.

Un informe elaborado por la plataforma digital Cloudwards, especializada en estudios de tendencias online, ha analizado reseñas de más de 200 playas en todo el planeta. El objetivo era detectar cuáles generan más quejas relacionadas con la saturación, la suciedad, el ruido o las colas.

El estudio, titulado The 100 Most Complained-About Beaches in the World, coloca a Platges de Comte en quinta posición a nivel global en el apartado de masificación, con un 83,3% de comentarios negativos vinculados a la imposibilidad de encontrar espacio en la arena o aparcamiento.

S'Illa des Bosc, enfrente de Cala ComteiStock

España, en el 'top 10' de la saturación playera

Ibiza no está sola en este mapa de la masificación. El estudio sitúa también a la Playa de la Concha, en San Sebastián, y a Playa de Muro, en Mallorca, entre las diez playas más saturadas del mundo. Con ello, España se confirma como uno de los destinos donde más se acusa el impacto de la presión turística sobre el litoral.

La comparación con otros países es llamativa. Las dos primeras posiciones del ranking las ocupan La Pelosa y Spiaggia La Cinta, en Cerdeña (Italia), mientras que el tercer lugar es para Praia da Falésia, en el Algarve portugués. El top mundial lo completan destinos tan conocidos como Poipu Beach Park, en Hawái, o Konnos Bay, en Chipre.

Ibiza y la otra cara del éxito turístico

En el caso de Ibiza, el problema es conocido por residentes y habituales de la isla. En pleno verano, quienes desean disfrutar de Platges de Comte sin aglomeraciones deben madrugar y llegar antes de las once de la mañana. A partir de esa hora, el espacio en la arena se convierte en un bien escaso y el aparcamiento prácticamente imposible.

La masificación no solo se da en la orilla: el entorno marino también está muy concurrido por yates y embarcaciones recreativas, lo que refuerza la sensación de saturación incluso para quienes llegan por mar.

Este fenómeno refleja una paradoja. Por un lado, la promoción constante de Ibiza en redes sociales y en reportajes internacionales refuerza su atractivo como destino imprescindible. Por otro, esa misma popularidad genera una presión que amenaza la calidad de la experiencia para los visitantes y la sostenibilidad del entorno.

Un aviso sobre el futuro

Desde Cloudwards, su director ejecutivo, Mauricio Preuss, lanza un mensaje que va más allá de la simple enumeración de playas saturadas: “A veces el verdadero paraíso está en los destinos menos conocidos, que todavía no han sido desbordados por el turismo de masas. No todo tiene que estar en TikTok”.

El estudio invita, por tanto, a reflexionar sobre los límites del modelo turístico actual, especialmente en lugares como Ibiza, donde el atractivo natural choca con la capacidad real de carga del territorio.

Aunque el informe también analizó factores como la suciedad o el ruido, Ibiza no aparece entre los peores casos en esos apartados. En comparación, playas como Waikiki (Hawái) o Venice Beach (California) concentran un alto porcentaje de críticas por limpieza y exceso de colas. En este sentido, Platges de Comte mantiene su reputación de aguas limpias y entorno cuidado; el gran reto está en la gestión de flujos de visitantes.