
Turismo
El pueblo de Menorca que está considerado como el 'Mykonos' de España
Binibèquer Vell recibe cada año casi un millón de visitantes, aunque en invierno las calles blancas que atraen a los turistas alojan apenas a un puñado de habitantes

No hay, apenas, ningún rincón de Baleares que escape hoy en día a la masificación turística. Ni siquiera Menorca, la más natural y tranquila de las islas, queda ajena a los problemas derivados del modelo turístico que ha ido desarrollando el archipiélago.
Un claro ejemplo de ello es el pueblo de Binibèquer Vell, costruido en los años 70 con el encanto particular de las vecinas islas griegas. Tanto es el parecido que fue bautizado, en parte como una estrategia de márquetin para atraer a visitantes, como el 'Mykonos español'.
Sus estrechas callejuelas blancas lo convierten en un lugar idílico para pasar las vacaciones o por lo menos, para disfrutar alguno de los días de paso por Menorca de una puesta de sol única.
Recibe, aproximadamente, mil millones de turistas al año que han hecho cada vez más difícil la convivencia con los vecinos, que a pesar de todo no les rechazan. En parte, porque el perfil de visitante que viaja gasta la isla es cada vez es más relajado y poco tiene que ver con el que hay en zonas de ocio nocturno como Sant Antoni (Ibiza) o Magaluf (Mallorca).

Un pueblo artificial
También conocido como Binibeca Vell, el pueblo, situado en el término municipal de Sant Lluis y uno de los más fotografiados de Menorca, fue construido por el aparejador Antonio Sintes y el arquitecto Barba Corsini, como una recreación idealizada de un antiguo pueblo de pescadores mediterráneo.
Inspirado en la arquitectura popular menorquina y en otros enclaves de la costa, este proyecto buscaba atraer al incipiente turismo de los años 70 con un entorno pintoresco y auténtico, aunque artificial en su origen. El plan funcionó hasta poder decir que se les ha escapado un poco de las manos.
A pesar de no tener una historia antigua muy interesante, la localidad ha logrado capturar el alma de la isla. Además de sus callejones estrechos, los arcos de piedra, balcones de madera, y la uniformidad de su blanco crean una atmósfera que invita a pasear, perderse y contemplar el mar.
Las terrazas de los establecimientos de Binibèquer están, ya en primavera, que aún se sigue considerando temporada baja, repletas de turistas que disfrutan de la calma.
Un título disputado en España
El título del 'Mykonos español' no es exclusivo de Binibeca, sino que otros destinos de la costa mediterránea también han buscado atribuírselo para promocionarse. Algunos de ellos son el pueblo malagueño de Frigiliana o la isleta del Moro, en Almería. Los dos parte de los típicos pueblos blancos de Andalucía.
La diferencia es que la localidad menorquina poco tiene que contar de un pasado pesquero. En lugar de ellos, consiste en un barrio de unas 170 residencias que se reparten en los 8.000 metros cuadrados en los que fue levantado el pintoresco espacio.
Ahora, Binibèquer Vell ya no quiere seguir publicitando su imagen de paraíso griego en España, sino que, sin rehúsar de los turistas, ha limitado los horarios de visita. Por lo que, en muchas de sus calles se pueden leer carteles con la regulación: "abierto de nueve de la mañana a nueve de la noche". Los vecinos también se planean diseñar tres itinerarios para los visitantes y poder, así, evitar que siga aumentando la masificación.
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