Una ruta por los bares imprescindibles de Palma (en los que no te vas a arruinar)

Palma, la capital de Mallorca y también de Baleares, rebosa vida e historia. Pero si hay una forma de conocer el pulso auténtico de la ciudad es recorriendo sus bares: desde los más tradicionales hasta los modernos que marcan tendencia sin perder la esencia balear.

Aquí va una ruta imprescindible por cinco bares que definen el alma nocturna y social de la capital mallorquina. Un recorrido ideal para quienes buscan algo más que una copa: carácter, ambiente y autenticidad.

1. Ca La Seu: una antigua cordelería

Ubicado en el corazón del casco histórico, en la calle Corderia, Ca La Seu es mucho más que un bar: es una institución. Ocupa una antigua cordelería del siglo XIV reconvertida en vermutería con encanto.

Su interior, de piedra viva y vigas a la vista, cuenta la historia de Palma mejor que muchos museos. Aquí, el vermut casero y las tapas de autor como el queso mahonés o las aceitunas rellenas son casi una religión. Ideal para comenzar la ruta con una copa pausada y ambiente íntimo.

2. Bar Bosch: el mejor 'llonguet'

A escasos metros del Passeig del Born, el Bar Bosch es sinónimo de tradición. Fundado en 1936, ha visto pasar generaciones de palmesanos, artistas y curiosos que no conciben la ciudad sin sus famosos 'llonguets' —panecillos típicos mallorquines— y su café con hielo.

Su terraza es el mejor palco para ver la ciudad moverse. Aunque siempre está lleno, su rotación ágil lo convierte en una parada imprescindible a cualquier hora del día. Elegante sin pretensiones, es el punto de encuentro por excelencia.

3. Chapeau 1987: cócteles con estilo francés

En el barrio de Sa Gerreria, Chapeau 1987 ha revolucionado la escena coctelera palmesana. Detrás de su barra se esconde un equipo que domina el arte del combinado como pocos. La carta es breve pero cuidada, con especialidades como el Negroni con ginebra mallorquina o el Margarita con sal de flor de ses Salines. El local, de estética parisina, invita a la conversación pausada y a la exploración sensorial. Perfecto para dar un giro refinado a la noche.

4. Bar Flexas: cultura pop, vermut y diversidad

Nada como Bar Flexas para romper moldes. Fundado por el actor Lluís Coloma y situado cerca de la plaza Major, este local es una oda a la diversidad y al desparpajo. Con una decoración kitsch que recuerda a los bares de barrio de los 80, ofrece tapas caseras, vermuts servidos con alegría y una agenda de microeventos culturales que lo han convertido en referencia de la vida alternativa de Palma. Aquí todo el mundo es bienvenido. Y eso se nota.

5. La Rosa: modernidad con alma de bodega

Cerramos la ruta con La Rosa Vermutería, situada junto al Mercat de l’Olivar. Su concepto de 'bodega contemporánea' ha calado fuerte entre jóvenes y turistas que buscan algo diferente.

Las conservas premium, las gildas bien montadas y el vermut servido como mandan los cánones (aunque no sea típico de Baleares) hacen de este sitio una parada obligatoria. El ambiente es animado, sin estridencias. De día o de noche, siempre hay algo que descubrir entre sus botellas.