Sequía

Uno de los pueblos más turísticos de Mallorca alerta: sólo queda agua para los próximos 10 días

Las Baleares han estado en prealerta por sequía a lo largo de todo el verano y a pesar de que los meses de julio y agosto, los más fuertes turísticamente hablando, ya han terminado, el problema de los recursos hídricos empeora

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Plazas libres, terrazas vacías y despidos en Mallorca: el inesperado verano en SóllerTren de Sóller

El municipio mallorquín de Sóller, en plena sierra de Tramuntana, atraviesa una de las situaciones más delicadas de los últimos años. Según ha reconocido el alcalde de la localidad, el pueblo de unos 13.000 habitantes únicamente dispone de agua garantizada para los próximos diez días.

El consistorio ha decretado restricciones de consumo que afectan tanto a particulares como a servicios públicos con el objetivo de alargar el abastecimiento en medio de una sequía que golpea con fuerza a toda Baleares.

Restricciones inmediatas

Desde el pasado 29 de agosto, un bando municipal prohíbe regar plantas, lavar coches o limpiar terrazas y fachadas, han informado los medios de comunicación locales y ha recogido El Confidencial. Tampoco pueden llenarse piscinas públicas ni privadas, y el propio servicio municipal de limpieza se ha visto obligado a suspender el baldeo de calles y el riego de instalaciones deportivas. A los vecinos se les recomienda, además, duchas cortas y evitar el uso del lavavajillas o la lavadora si no están completamente llenos.

El equipo de gobierno municipal admite que la situación es “nada alentadora” y avanza que, de no mejorar las reservas, se aplicarán medidas más restrictivas en los próximos días.

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Malestar vecinal

Las restricciones han generado un notable malestar entre los sollerics. A través de redes sociales y plataformas vecinales, muchos ciudadanos critican que el consistorio haya esperado hasta el final del verano para actuar. Denuncian que se ha priorizado permitir un consumo sin control durante la temporada turística, lo que agrava ahora el escenario.

Vecinos agrupados en asociaciones locales lamentan que la carga de las medidas recaiga principalmente en los residentes, mientras que a los apartamentos turísticos solo se les obliga a informar a los visitantes, sin imponer sanciones directas por incumplimiento. “De nuevo somos los locales los que tenemos que apretarnos el cinturón mientras los de fuera viven en abundancia”, apuntan desde colectivos ciudadanos.

La sierra de Tramuntana ya ha sufrido en otras ocasiones episodios críticos por falta de agua. En emergencias pasadas, recuerdan los vecinos, la sobreexplotación de pozos acabó provocando la entrada de agua marina en los acuíferos, lo que inutilizó algunos durante más de una década. Temen que la urgencia actual pueda llevar de nuevo a errores similares.

Una crisis que va más allá de Sóller

Aunque el caso de Sóller es ahora el más mediático, otros pueblos cercanos como Deià o Fornalutx se encuentran en circunstancias parecidas. De hecho, en Deià el Ayuntamiento ya aplicó cortes parciales de suministro en algunas zonas, incluidos establecimientos hoteleros, a principios de agosto.

En la comarca del Pla de Mallorca, el Govern balear declaró la emergencia por sequía hace dos semanas. Y más allá de Mallorca, el resto del archipiélago tampoco escapa a la crisis hídrica: en Ibiza las reservas se han desplomado hasta el 29%, el nivel más bajo desde 2016, mientras que en Menorca los embalses apenas alcanzan el 40% de capacidad.

En Formentera, sin presas propias, el abastecimiento depende casi exclusivamente de la desalación, lo que obliga al Consell a insistir en la necesidad de reducir consumos. La isla apenas registra 400 litros de lluvia al año, lo que la hace especialmente vulnerable.

El turismo, el principal problema

Organizaciones ecologistas advierten que el turismo es un factor clave en el desequilibrio hídrico. Según estudios de la Universidad de las Islas Baleares, alrededor del 25% del consumo de agua en el archipiélago corresponde a visitantes.

Colectivos como Menys Turisme, Més Vida critican que las restricciones suelen aplicarse en zonas residenciales y rurales, mientras que las áreas turísticas quedan al margen.

El Govern balear asegura que está actuando, a través de la Conselleria de Ciclo de Agua, que ha anunciado inversiones de 288 millones de euros para ampliar desaladoras, mejorar la red de saneamiento y optimizar la depuración. Además, se han destinado 4,4 millones a proyectos de reutilización del agua con el objetivo de aliviar la presión sobre los acuíferos.