Munich

Memorias de Múnich

Memorias de Múnich
Memorias de Múnichlarazon

De Múnich, donde nunca he estado, me acuerdo de la nieve y el frío.

De Múnich me acuerdo de un salto de Anelka tras un pase de Savio y un gol que clasificaba al Madrid después de haber sido goleado dos veces esta temporada por el Bayern. Debió ser una de las pocas veces que Anelka se quitó el gorro.

De Múnich me acuerdo de Geremi (¡me acuerdo de Geremi!) marcando un gol (¡marcando un gol!) porque Del Bosque le ponía cerca del mediocentro para asegurar en los partidos complicados.

De Múnich me acuerdo de Capello planeando su plan defensivo en el hotel (pero yo nunca he estado en un hotel en Múnich) y antes del primer minuto Makaay haciendo un gol.

De Múnich no puedo acordarme (por razones estrictamente naturales) de la expulsión de Amancio y no consigo acordarme del pisotón de Juanito (porque mi memoria, a veces, se porta bien conmigo).

Aún hay hueco en mi memoria para acordarme de los saltos de Ramos, una carrera de Ronaldo y un salto equivocado de la barrera del Bayern. Ese partido lo verá habitualmente Bolt para comprobar cómo los atletas pueden ser útiles en el fútbol.

Y no tiene ningún mérito recordar los goles de Cristiano del año pasado y menos ahora que después de los partidos, en vez de celebrarlos en los bares, lo mejor es acabar de trabajar y acostarse lo antes posible. Cuando te has convertido en el amigo sobrio que conduce y se acuerda de los detalles.

Pero mi recuerdo fundacional es un gol de Hugo Sánchez. Se preparaba el mexicano desde el lado derecho del área, con la barrera dejándole sin hueco. Pero Hugo, que tiraba las faltas tan bien como los penaltis, le pegó con tanto efecto que superó la barrera y también al portero. El Madrid de la Quinta, que perdía 3-0, con ese gol (sumado al que había marcado el Buitre antes), se ponía 3-2 y después pasaba la eliminatoria en el Bernabéu. Siempre me pareció un golazo imposible, parecido por el efecto del balón, al de falta de Roberto Carlos con Brasil.

Lo malo es que existe Youtubey uno ya no sabe lo que es verdad o es mentira.