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Cuando defender la libertad en Venezuela es defender la esencia de Europa

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Cuando defender la libertad en Venezuela es defender la esencia de Europalarazon

La respuesta de la comunidad internacional es inmediata, con declaraciones oficiales en uno u otro sentido. La maquinaria diplomática despliega velas. Y, en este contexto, la respuesta de la Unión Europea llega tarde, y descafeinada.

Carmen Serrano

El 23 de enero la crisis democrática y humanitaria que sufre Venezuela viraba de rumbo. El pueblo venezolano se manifestaba mayoritariamente reivindicando recuperar el orden constitucional y el respeto de las libertades civiles y los derechos humanos en su país, clamando por la celebración de unas nuevas elecciones presidenciales libres y con garantías. En su condición de presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó asumía la responsabilidad de liderar el proceso político de recuperación de la democracia en Venezuela como presidente interino, con el objetivo de convocar unas nuevas elecciones presidenciales.

Venezuela se encuentra con dos presidentes, y se produce la pugna de legitimidades. Unos, buscando la legitimidad de unas elecciones presidenciales libres en las que el pueblo venezolano recupere su voz. Otros, buscando perpetuar la imposición de un régimen dictatorial basado en la violencia ejercida desde el poder militar, ignorando valores democráticos esenciales como el respeto de la separación de poderes o de los derechos humanos.

La respuesta de la comunidad internacional es inmediata, con declaraciones oficiales en uno u otro sentido. La maquinaria diplomática despliega velas. Y, en este contexto, la respuesta de la Unión Europea llega tarde, y descafeinada.

Si bien el mismo 23 de enero, en la Declaración de la Alta Representante en nombre de la UE sobre la situación en Venezuela, se insta por parte de la Unión Europea al “inicio inmediato de un proceso político que lleve a unas elecciones libres y creíbles, de acuerdo con el orden constitucional” en Venezuela, mostrando el apoyo a la Asamblea Nacional “como institución elegida democráticamente y cuyos poderes deben ser restablecidos y respetados”, y realizando un llamado al fin de la violencia y al respeto de los derechos, libertades y seguridad de los venezolanos y de los miembros de la Asamblea Nacional, nada de lo dicho resulta nuevo.

La oposición democrática venezolana, representada por la Asamblea Nacional y los presos políticos, obtuvo el Premio Sájarov 2017 a la Libertad de Conciencia. Después de cuatro resoluciones del Parlamento Europeo sobre las graves vulneraciones de derechos humanos en Venezuela. Después de haberse posicionado reiteradamente en apoyo de la oposición democrática venezolana, condenando la deriva dictatorial del régimen de Nicolás Maduro, reivindicando la apertura de un canal humanitario que permita la entrada de ayuda para paliar la grave crisis humanitaria que diezma Venezuela, no reconociendo los resultados de las elecciones presidenciales celebradas en mayo de 2018 por considerarlas fraudulentas y carecer de garantías democráticas, exigiendo la celebración de elecciones presidenciales libres, ¿de verdad es necesario esperar ocho días más? ¿Puede el pueblo venezolano seguir esperando? ¿Puede Europa seguir esperando?

Defender la democracia es mucho más que hablar de democracia. Puede que hacer declaraciones ya no sea suficiente. Para no perder la confianza en la esencia de los valores democráticos que representa el proyecto europeo, en su razón de ser, debemos dar un paso más. Porque mientras Europa espera, el régimen de Nicolás Maduro sigue respondiendo con balas y detenciones arbitrarias ante las reivindicaciones de libertad de su pueblo. Es el momento de una Europa valiente y coherente.