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Euro-Influencer

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Se ha puesto de moda el ser europeísta y uno no sabe muy bien porqué. Si prestan atención, nadie habla en sus discursos de directivas comunitarias o de tratados vinculantes. Podrán escuchar mucho territorio y autogobierno, no para cederlo, que es justo lo que predica el europeísmo, sino para consolidar el que ya tenemos o para fraccionarlo, según sean unos u otros los que tomen la palabra. Eso sí, inexplicablemente, todos son europeístas. Hasta los que se quieren cargar la idea de la Unión Europea tal y como la conocemos también lo son, europeístas a su propio y particular modo que abjura de todo lo anterior, pero serlo lo son.

Francisco Sigüenza García

Hete aquí que a veces sucede que las cosas se ponen de moda sin que uno sepa muy bien cómo. Recuerdo perfectamente aquellos años de bachiller en los que lo más molón era el llevar los pantalones pesqueros bien por encima del tobillo, y allá que íbamos todos enseñando unos preciosos calcetines de rombos, que habíamos comprado en el Pryca, que, por si no saben los más jóvenes, en aquel entonces, era lo más de lo más.

Y qué me dicen de los famosos “Gin-Tonic” de verduras que ahora te sirven en todas partes, esos que se aromatizan con hierbas, semillas y hasta pepino... Qué pensaría el bueno de Humphrey Bogart en “La Reina de África” que, por no echarle a la ginebra, ni le echaba tónica.

Pues algo parecido pasa en la política española, se ha puesto de moda el ser europeísta y uno no sabe muy bien porqué. Si prestan atención, nadie habla en sus discursos de directivas comunitarias o de tratados vinculantes. Podrán escuchar mucho territorio y autogobierno, no para cederlo, que es justo lo que predica el europeísmo, sino para consolidar el que ya tenemos o para fraccionarlo, según sean unos u otros los que tomen la palabra. Eso sí, inexplicablemente, todos son europeístas. Hasta los que se quieren cargar la idea de la Unión Europea tal y como la conocemos también lo son, europeístas a su propio y particular modo que abjura de todo lo anterior, pero serlo, lo son.

Y así, con esta moda de azur estrellado, se van acercando las elecciones. Ya se escuchan los tambores que suenan a primarias y a candidatables. Ahí que nos encontramos con los primeros espadas que, dando un paso al frente, se postulan para dar lo mejor de sí mismos a sus vecinos, todos ellos europeístas en las municipales, europeístas en las autonómicas e incluso, si se adelantan las generales, también europeístas, pero oiga usted, ¿me dice quién es el candidato de su partido para las Elecciones Europeas de 2019? ¿Cómo? ¿Qué no han nombrado a nadie? Pero, ¿será eso posible?, si somos todos muy europeístas. No doy crédito...

Efectivamente, aún nadie ni tan siquiera ha abierto el melón de las “Europeas”. No sabemos qué van a proponer ni quién encabezará las diferentes listas, por no pasar ni siquiera pasa que se peleen entre ellos para ser los elegidos... No me negarán que este europeísmo de los políticos españoles es bastante raro.

Es lo malo que tienen las modas, son efímeras y, por lo tanto, poco creíbles. Nadie se las toma en serio salvo algún que otro influencer que, dentro de unos años, si no son meses, eliminará determinadas fotos de su cuenta de Instagram no sea que le saquen cantares por ellas.

Seamos serios. Europa y el proyecto de futuro común que representa la UE, no pueden ser una mera moda pasajera. Es hora de reivindicar partidos y políticos que hagan de Europa la protagonista de sus relatos. Empujémosles a ello, está en nuestra mano.