3 de agosto: 4 años del genocidio de Sinjar (Singhal-Sinyar)

Por Juan de la Torre, presidente de la Asociación de Amigos de Israel en España

Cuando empezaba el mes de agosto de 2014, me encontraba sumido junto a otros amigos de Israel, en combatir la furiosa campaña de desinformación que realizaban “los medios de siempre”. El motivo era la guerra iniciada por Hamas tras una campaña salvaje de lanzamiento de misiles, que alcanzaron esta vez Tel Aviv y Jerusalén. Esta situación motivó la entrada de tropas israelíes en Gaza.

Esos medios tan profundamente anti-israelíes, aceptaban cualquier bulo lanzado desde Hamas. La Embajada de Israel en España, escribió una carta de protesta a Televisión Española indicando que las crónicas de su enviada a Gaza, eran absolutamente parciales y parecían una copia de las que emitía Hamas.

En medio esto comenzaron a llegarme mensajes de amigos Kurdos en Redes Sociales. Me hablaban de 25.000 (otros hablaban de cincuenta mil) personas que huían del Distrito de Sinjar, en la provincia de Nínive, vagando por sus desérticas montañas. También empezaron a llegar fotos donde miles de mujeres y niños caminaban por un paisaje pedregoso y desolado.

El 3 de agosto el Estado Islámico había lanzado una ofensiva contra el Distrito de Sinjar. Las tropas kurdas se habían retirado dejando indefensa a la población civil que aunque luchó valerosamente, no pudo contener el ataque. Se inició una masacre contra la población yazidí, sólo las mujeres y niñas fueron capturadas vivas para comerciar con ellas como esclavas sexuales. Cientos fueron ejecutados o enterrados vivos en fosas comunes. La gente aterrorizada ante el avance imparable de los terroristas islámicos, salió con lo puesto, sin agua ni víveres, a buscar refugio en las desoladas montañas.

La gente moría de sed, especialmente los más pequeños y débiles. Otros padres y madres, viendo que serían alcanzados por los terroristas, se suicidaron junto a sus hijos. Las narraciones del desastre humanitario que allí se vivió fueron siempre espantosas.

El día 7 de agosto Obama anunció una serie de “acciones militares limitadas”. Se bombardearon posiciones del E.I. que amenazaban a los miles de yazidies en las montañas que ya llevaban allí una semana, sin medios de subsistencia. Se abrió un puente aéreo para lanzar provisiones, básicamente agua y alimentos a los desplazados. Esos ataques sobre el Estado Islámico facilitaron la creación por parte de miembros armados del PKK, YPG e YPJ, de un corredor que permitió escapar a la población atrapada en la cima de las montañas.

Lo que yo viví en esa semana de agosto, fue la constatación de la mezquindad y activismo de gran parte de los medios españoles, de muchos periodistas y de muchos políticos que hablaban del genocidio en Gaza, cuando en ese momento se estaba produciendo un auténtico genocidio a manos del Estado Islámico que ellos ignoraron completa y voluntariamente, para no distraer la atención informativa sobre Israel. No fue hasta que Obama empezó a hablar del genocidio de los yazidies, cuando los medios empezaron a atender el tema.

Que hubiera pasado si la atención mediática internacional se hubiera enfocado en ese tema desde el primer día, se habría conseguido hacer llegar la ayuda tres o cuatro días antes y salvado decenas o cientos de vidas, segadas por la sed y la desesperación. Nunca lo sabremos.