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Caos inducido: la mayor perversión del chavismo

La Razón
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Desde 2002 Venezuela vive una lenta pero sistemática crisis inducida, el propio Hugo Chávez comenzó a generarla cuando el 7 de abril de ese mismo año, con silbato en mano y en su acostumbrado programa dominical “Aló Presidente”, despidió a 7 altos ejecutivos y jubiló a otros 12, de la empresa estatal Petróleos de Venezuela.

“Eddie Ramírez, director gerente hasta el día de hoy de Palmaven. ¡Pa' fuera! ... Luego, está despedido también, muchas gracias por sus servicios, señor Juan Fernández. Está despedido de Petróleos de Venezuela... Usted ha sido hasta el día de hoy gerente funcional de Planificación y Control de Finanzas... En tercer lugar, el gerente de Estrategia de Negociación... Pa' fuera! Horacio Medina...”, y así sucesivamente, después de sonar el silbato como anuncio del despido.

Esta crisis desembocó en un paro general; el despido de más de 20.000 trabajadores (la mitad de la plantilla) casi todos con más de 15 años de experiencia. En aquella época se producían más de 3 millones de barriles de petróleo al día, actualmente no se llega ni a los 2 millones.

Pero, ¿qué ocasionó esto? El mismo Chávez, dos años después en el Parlamento, frente a todos los diputados de la República confesó que la crisis de PDVSA fue generada por él para purgar la empresa petrolera: ¡Sí, la generamos!, porque cuando yo agarré el silbato aquel en un Aló Presidente y empecé a echar gente, yo estaba provocando la crisis. Cuando nombré a Gastón Parra Luzardo como Director y aquella nueva junta directiva, pues estábamos provocando la crisis. Ellos respondieron y se presentó el conflicto y aquí estamos hoy. ¡Era necesaria la crisis!”. Cabe destacar que, ese conflicto trajo consigo su salida del poder por 48 horas, por eso hace mención a que ahí estaban pese al caos, el problema es que ahí sigue el chavismo, originando todo tipo de crisis para, después, ellos mismos hacerse los salvadores de la patria, atornillarse más en el poder y culpar al enemigo externo de los problemas que aquejan a los venezolanos.

Esa situación fue el anuncio del abismo de pobreza y miseria que sufre actualmente el país.

Con una hiper inflación del 2.600% no existe la posibilidad de que un trabajador común pueda siquiera comprar alimentos para subsistir (el precio de la cesta básica supera 13 veces el salario mínimo), por eso el gobierno de Nicolás Maduro ordenó a 26 cadenas de supermercados bajar los precios de algunos productos de consumo lo que generó una ola de saqueos y protestas dejando a cientos de negocios arrasados y sin posibilidad de recuperarse. Otro caos inducido para hacerse con el control que le faltaba: el hambre del pueblo. No le ha sido suficiente a este régimen comunista clasificar a los venezolanos a través del carnet de la patria sino que ahora el nivel más bajo de supervivencia, como alimentos y medicinas, depende del Estado. Todo esto en un país sin producción ni grandes importaciones.

El chavismo (aunque ahora algunos le dicen madurismo) lleva dos décadas queriendo controlar socialmente a los ciudadanos atacando a la propiedad privada y destruyendo el aparato productivo del país; no es fortuito es, planificado, premeditado, inducido y ejecutado. Estamos en manos de un gobierno criminal y perverso; de unas Fuerzas Armadas leales a la ideología de un difunto y de una oposición desdibujada por los diferentes frentes y estrategias de lucha que tiene.