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Chavismo y Madurismo: la misma cara de la moneda.

Chavismo y Madurismo: la misma cara de la moneda.
Chavismo y Madurismo: la misma cara de la moneda.larazon

La Fiscal General de la República de Venezuela, desde el año 2007, Luisa Ortega Díaz, se ha convertido en una de las detractoras más acérrimas al régimen de Nicolás Maduro. Está siendo tan incómoda para el madurismo que, el año pasado, fue destituida de su cargo de un plumazo por Delcy Rodríguez y Diosdado Cabello y ahora se encuentra en el exilio denunciando los crímenes de lesa humanidad que comete a diario la dictadura.

Sin embargo, no podemos olvidar que Luisa Ortega en el año 2012 negaba la existencia de presos políticos, a quienes Chávez tildaba de asesinos. Entre uno de los casos más emblemáticos está el de la jueza María Lourdes Afiuni, quien es considerada la ‘presa personal’ del Comandante, ya que el 11 de diciembre de 2009 mostró su ira por televisión, sentenciando: “Yo exijo dureza contra esa jueza, incluso le dije a la presidenta del Tribunal Supremo, a la Asamblea Nacional, habrá que hacer una ley porque es mucho más grave un juez que libere a un bandido, que el bandido mismo. Habrá que meterle pena máxima a esta jueza y a los que hagan eso, ¡30 años de prisión!, pido yo a nombre de la dignidad del país”. Y así se ejecutó la orden, bajo la mirada atenta y cómplice de la Fiscalía.

De modo que, a María Lourdes Afiuni la enviaron a la misma prisión donde se encontraban una veintena de mujeres que ella había procesado o sentenciado por infanticidio, robo y narcotráfico. La encerraron, 24 horas al día, en una celda de 2,5 metros por 3.

La jueza en 2010 recibió la condición de casa por cárcel debido a causas humanitarias. Como ella misma reveló, en la prisión fue agredida sexualmente en reiteradas oportunidades, también fue víctima de numerosas palizas e incluso ataques con armas blancas, de hecho sufrió un aborto debido a todos esos actos monstruosos. Una vez en su arresto domiciliario, la Fiscal Luisa Ortega destacó que “tiene el mejor trato de una privada de libertad, en la comodidad de su hogar”, declaraciones difíciles de entender cuando dieciséis militares cuidan que no se escape: dos militares vigilan la puerta de acceso al edificio, dos se apostan en otro ingreso y otros cuatro pasan todo el día sentados frente a la puerta de su apartamento. Ellos llevan registro de quién entra y quién sale de la casa de Afiuni, que no puede tener más de cinco visitas al día y no puede hablar ni del clima con los medios de comunicación.

Cabe preguntarse si de los 1.693 elementos probatorios que presentó recientemente la Fiscal en la Corte Internacional de Justicia en la Haya está el caso de la jueza Afiuni o el del líder político Leopoldo López, además de los presos políticos que llevan sin ver la luz del sol desde hace más de 15 años. Porque bien es sabido que Nicolás Maduro conserva y promueve el legado de Hugo Chávez, que palabras más o palabras menos es un régimen autoritario, genocida y lleno de totalitarismo por los cuatro costados.

El ejemplo más palpable de esa nefasta herencia lo acabamos de presenciar hace unos días cuando Nicolás Maduro anunció un nueva reconversión monetaria (la primera la hizo Chávez, exactamente hace 10 años con el ‘bolívar fuerte’) quitándole 3 ceros a la moneda y cambiando la imagen de los billetes. Esa ha sido la receta mágica de los economistas de la dictadura para contrarrestar la inflación; no obstante un caramelo a partir del 4 de junio no costará 160Bs como ellos lo quieren hacer ver, ni 160.000BsF -de la era chavismo- sino en realidad 160.000.000 de bolívares; es decir que en los últimos 20 años, el chavismo y el madurismo han empobrecido al país más rico de América Latina, el salario mínimo no supera los 5$ mensuales.

En 2008 la inflación era del 35%, una década después podría llegar al 6.000%, quizás por eso puede ser comprensible que el chavismo disidente se desligue del madurismo, pero la revolución nunca ha sido ingenua ni complaciente, se está con ella o contra ella. Al mejor estilo Robespierre: la Fiscal Luisa Ortega Díaz, Miguel Rodríguez Torres (ex director de la agencia de inteligencia), Raúl Baduel (ex ministro), Gabriela del Mar Ramírez (ex defensora) y muchos otros; están padeciendo la decadencia más dura del país, pero que fue ocasionada por el mismo sistema que ellos generaron.