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Contra la violencia en el fútbol. Así responden los niños

Contra la violencia en el fútbol. Así responden los niños
Contra la violencia en el fútbol. Así responden los niñoslarazon

Hace apenas unas semanas, dos niños pararon un partido de fútbol base en Valencia para atender a un «rival». El árbitro no se había dado cuenta de que el pequeño estaba tirado en el césped y el juego siguió. Fueron estos dos pequeños los que, sin pensárselo, abandonaron la pelota y corrieron a ayudarle.

Se trataba de un partido de prebenjamines entre el Torrent D y el Silla C, equipo al que pertenecen nuestros pequeños héroes. ¿Y por qué digo héroes? Porque es casi una heroicidad comportarse así en los tiempos que corren. Y es que semanas después de este bonito gesto de deportividad teníamos que asistir al bochornoso espectáculo que daban unos padres en otro partido infantil en Mallorca.


Vaya por delante que no entiendo mucho de fútbol, pero en ese vídeo de deporte hay poco, por no decir nada. Cómo es posible que una entrada a un futbolista, por dura que sea, acabe en una batalla campal. Y lo que es peor, en un partido infantil. Poco les importó que hubiera menores delante o que uno de los niños terminara por los suelos. Lejos de dar ejemplo, recurrieron a la violencia. Tanto es así que hubo hasta heridos. De fondo, en el vídeo, puede oírse a una mujer que insistentemente repetía que había niños delante. Debe ser la única que los veía.

Nos estamos perdiendo algo. ¿En qué parte del proceso los niños del conmovedor gesto se convierten en esos adultos violentos?


El niño de esta foto apenas tenía cinco años cuando paró una discusión entre un entrenador del equipo rival y el colegiado. Sucedió durante un partido infantil en Gran Canaria. El pequeño Alejandro quería jugar al fútbol y así se lo hizo saber a ambos: «Paren, paren, paren». La cordura que no mostraron los adultos surgió de un niño de cinco años. La discusión, por supuesto, cesó.

La imagen de Alejandro o la de los dos niños socorriendo a un «rival», tiene mucho más valor que cualquier campaña de sensibilización que salga de un adulto. Y eso lo saben muy bien los de marketing y publicidad. Cuando los protagonistas son los niños, el impacto es mayor. Y si no, echen un vistazo a esta campaña que llega de Canadá. Quien diga que no se emociona al verlo, miente.