Ucrania

El futuro de Ucrania

El futuro de Ucrania
El futuro de Ucranialarazon

Por Carlos Navarro Ahicart

Dada la carencia de cobertura mediática del conflicto que sigue desarrollándose en Ucrania a raíz del fenómeno del Euromaidán y la implicación de Rusia en la guerra entre el ejército ucraniano y el bando pro-ruso del este, hemos considerado oportuno llevar a cabo una tribuna de opinión sobre el futuro del país y el desarrollo de la crisis derivada de la guerra del Donbáss y la injerencia rusa en el conflicto civil ucraniano.

Entre los participantes, contamos con Bohdan Chuma, director del Programa de Estudios Ibéricos de la Universidad Católica de Lviv; Borja Winzer, asesor comercial con experiencia en el mercado ucraniano; y Tatiana Gunko, directora del Centro Hispano-Ucraniano de la Universidad Minera del Dnipro. Ambos tres verdaderos expertos en la situación del país y firmes defensores de las relaciones entre España y Ucrania.

-El silencio de la prensa, tanto española como internacional, en relación con la situación actual de la guerra en Ucrania es algo que sorprende cuando se compara con el frenetismo al que nos tenían acostumbrados cuando esta estalló. ¿Por qué se produce este vacío informativo?

B.C.: Este silencio está condicionado por diferentes causas, que podemos dividir en dos grupos: por un lado, está la duración del conflicto, ya prácticamente congelado, y el cansancio del tema de Ucrania, a causa del cual se ha producido su sustitución por otros problemas globales más peligrosos, como el Califato Islámico de Oriente Medio, los refugiados de Siria o el desarrollo nuclear de Corea del Norte. Por otro lado, el vacío se produce por la falta de interés en un conflicto «lejano», que se convirtió en una un asunto baladí, sin acontecimientos extraordinarios, un problema más entre los problemas no solucionados, como el conflicto de Transnistria o de Alto Karabaj (¿quién los recuerda hoy?), o muchos más de una larga lista. Así funcionan los medios de comunicación: informan sobre los sucesos más atractivos. Perdona por la comparación inadecuada pero, estos días, la prensa ucraniana casi no se dedica al tema catalán. Además, esto beneficia a Moscú, que está interesado en que no se trate el tema para establecer un nuevo estatus quo con su influencia. En tales condiciones, aquel que quiera resolver el problema de raíz será considerado el incitador de la guerra. La mala fama en el mundo actual; Putin ya lo conoce muy bien.

B.W.: Después de casi 4 años de guerra de desgaste, los medios de comunicación europeos y americanos lo tienen muy difícil para mantener el nivel de interés que existía cuando se inició en el 2014. Desafortunadamente, el público ya no está interesado en esta guerra. Estuvo interesado durante un tiempo en la guerra de Siria, y ya hace tiempo que tampoco se habla de ella por el mismo motivo. En España llevamos medio año hablando de la situación en Cataluña y de la corrupción porque es lo que le interesa al público ahora mismo. En EE.UU. llevan dos años hablando de Trump, porque es lo que le interesa al público. Es duro decirlo, pero los medios de comunicación son empresas que dan a sus clientes lo que estos quieren. Y, en este caso, no es la Guerra de Ucrania. También creo que Rusia y Putin se han esforzado mucho en silenciar esta guerra.

T.G.: Me atrevo a decir que el vacío informativo se debe a unas razones puramente psicológicas. Cuando en 2014 se produjo la anexión de Crimea y empezó la guerra en el este, Ucrania acaparó gran parte de la atención mediática en todo el mundo. Hoy en día es una guerra olvidada. Como muchas otras. Los medios de comunicación tienden a ser algo sensacionalistas, así que, cuando un caso sin precedentes empieza a formar parte de la rutina diaria, cae en el olvido. Es algo que, hasta cierto punto, es lógico, ya que la distancia empequeñece las cosas. Si uno no vive los acontecimientos en primera persona, suele tener una idea muy vaga sobre la situación. Para la inmensa mayoría de mis compañeros españoles, el conflicto en Ucrania forma parte del pasado y se sorprenden al enterarse de que cada día hay muertos y heridos en el frente. Sin embargo, aquí en Dnipro, es el pan nuestro de cada día. Al lado de mi universidad está situado el Hospital Provincial Illia Mechnikov, al que llegan los heridos. Justo enfrente está el Museo de la guerra. Hagamos una cosa: imaginad que vuestro día empieza y termina con los números de los que han muerto en la guerra. Que vuestro muro de Facebook está lleno de sus fotos. Es un ejercicio de empatía que, de alguna manera, podría llenar el vacío que se ha producido en los últimos años.

-A pesar de las presiones y las negociaciones entabladas por los organismos internacionales y las élites religiosas de ambos países, no parece que las autoridades ucraniana y rusa vayan a dar su brazo a torcer. ¿Creen ustedes que la vía diplomática sigue siendo una opción viable?

B.C.: En el futuro próximo, esto parece imposible. El tema de Donbássestá enlazado fuertemente con la política interior. Para el régimen putinista, renunciar a su apoyo a las «repúblicas» de Donetsk y Lugansk, creadas por él mismo, significará trastornar todos los conceptos de la imagen del mundo, metido en los cascos de la audiencia de la televisión estatal. En Ucrania, para los políticos que mantenían última revolución de Maidán, abdicar de los territorios ocupados es perder su futuro político. La reconciliación será posible solo en caso del cambio radical de los hombres de poder en Rusia o en Ucrania, y ojalá que esto no suceda en mí país.

B.W.: Es una situación extraordinariamente compleja. Especialmente cuando se ve desde fuera y no se conocen todos los motivos y circunstancias que hay detrás. A corto-medio plazo yo no veo que exista una solución viable. Sí que creo que, a largo plazo, la situación puede beneficiar a Ucrania, que se está esforzando en modernizar y ampliar su ejército con la ayuda (moderada) de EE.UU., Canadá y la UE. Los separatistas no van a poder seguir el ritmo de rearme ucraniano, a no ser que Rusia se implique abiertamente en la guerra, lo que no creo que vaya a suceder (aunque con Putin nunca se puede estar seguro al 100%).

T.G.: Lamentablemente, el vacío informativo que acabamos de comentar es un claro reflejo de la ausencia de la presión internacional. Si la hay, no es suficiente para solucionar la situación. En mi opinión, la unidad de todos ante un caso tan patente de violación del derecho internacional es la única opción viable de resolver el conflicto. Si todo el mundo habla del caso, si de alguna manera está en boca de todos, los crímenes no quedan impunes y el agresor no se sale con la suya. Aquí cada día de silencio se paga con vidas. Ahora es la moneda nacional ucraniana, más que la grivna.

-En su opinión, si mañana se firmase un cese del conflicto, ¿qué medidas urgentes debería adoptar un nuevo gobierno ucraniano para paliar los efectos de las consecuencias de la guerra?

B.C.: Lo primero sería devolver el orden y detener a todos los delincuentes principales. Pero lo más importante, y también lo más difícil, sería el retorno de gran cantidad de los refugiados. Sin ellos no saldrá bien ninguna reconstrucción de la región que, por desgracia, está condenada a una existencia abatida y depresiva.

B.W.: Habría que iniciar el proceso de reconstrucción de los centros industriales del Donbássdestrozados por la guerra. Esto ayudaría a reactivar la economía ucraniana en general y del Donbássen particular, y ayudaría a que los millones de refugiados y desplazados por la guerra pudieran volver a sus casas.

T.G.: En Ucrania ya tenemos experiencia de este tipo. En Mariupol, Sloviansk y más ciudades y pueblos liberados ya se han tomado las medidas correspondientes para paliar dichos efectos. Ahora están perfectamente integrados. Claro que ninguna de las ciudades es tan grande como Donetsk, ni pasaron tanto tiempo bajo el control de la otra parte del conflicto, pero no creo que eso presente grandes problemas. Lo importante es recuperar el control, restablecer la integridad territorial de Ucrania.

- ¿Alguno de ustedes se atrevería a hacer una predicción de cómo se van a desarrollar los acontecimientos en los próximos meses? ¿Seguirá el inmovilismo, empeorará la situación, o se avanzará en una resolución pacífica?

B.C.: Ahora dependemos de las elecciones presidenciales. Sospecho que, después de las elecciones del próximo marzo, Putin, elegido de nuevo, intentará cambiar la situación en beneficio suyo. Y, dentro de un año, en marzo de 2019, nos esperan las elecciones del presidente de Ucrania, que abren muchas posibilidades para desestabilizar la situación.

B.W.: Es muy difícil de predecir, aunque yo creo que durante los próximos meses va a continuar el inmovilismo. No veo posible una salida pacífica o diplomática en el corto-medio plazo.

T.G.: Es un tema demasiado doloroso para hacer predicciones. Sin embargo, espero que se intensifique la presión internacional y que los diplomáticos encuentren vías de salida.