Estados Unidos
2017, principio y fin
En 2017 se cumple el centenario de la revolución bolchevique en Rusia y la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial. Dos hechos históricos que representan la disrupción y el cambio en las relaciones internacionales del siglo pasado y el principio del fin del orden mundial, hasta entonces construido sobre el liderazgo europeo y el equilibrio político bismarckiano.
La sociedad de potencias imperiales llegaba a su fin en 1918 tras la Paz de Versalles y los 14 Puntos del Presidente Wilson. Los Estados Unidos hacían su primera entrada en el concierto internacional y la Unión Soviética iniciaba un doloroso proceso de materialización de la utopía comunista sobre el vasto territorio ruso. Se deshacían los imperios austro – húngaro y otomano y los aliados europeos quedaban al frente de un orden internacional incierto, e incontrolable para las democracias victoriosas, debilitadas tanto dentro como fuera de sus fronteras.
La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos abre la posibilidad de que la política exterior americana gire bruscamente hacia posiciones más aislacionistas que no den continuidad al esfuerzo globalizador de la Administración Obama en materia comercial y medioambiental y pongan fin a los Tratados de Libre Comercio con Asia y la Unión Europea y el Acuerdo del Clima de París. Tendencia que permitiría establecer algún paralelismo con las presidencias republicanas de los años 20, que abandonaron la senda internacionalista de Wilson impidiendo, junto al Senado, el ingreso de Estados Unidos en la Sociedad de Naciones.
Las causas de la Gran Guerra fueron complejas y difíciles de explicar. Pero las consecuencias resultan comprensibles y aleccionadoras. El debilitamiento de las democracias dio alas a los partidos y movimientos antisistema. La indefinición del orden mundial de posguerra alentó nacionalismos y reivindicaciones independentistas. Los regímenes dictatoriales impulsaron políticas expansionistas y realineamientos ideológicos. La recesión económica generó pesimismo social y desesperación. La Segunda Guerra Mundial estaba servida para la historia.
Tras cuatro años de conflicto, 2017 puede ser el año de la paz en Siria. Rusia y Estados Unidos tienen la responsabilidad de alcanzar un marco de reconstrucción y estabilización en la región. Una salida en falso de la dramática guerra podría dejar el campo abierto a los promotores del caos, para que continúen sembrando el desconcierto en su escalada terrorista con la aspiración de lograr un nuevo orden en Oriente Medio que no respete fronteras ni minorías, y que rinda pleitesía a un utópico califato o a una potencia regional real.
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