País Vasco

España en juego

España en juego
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Los políticos acostumbramos a utilizar demasiadas frases grandilocuentes que a ojos de los ciudadanos nos sitúan en maximalismos y desenfocan nuestra verdadera posición. Alertar a la sociedad de los peligros a los que se enfrenta puede encasillarse en esta tendencia que describo pero, en ocasiones, es necesaria y recomendable.

Pongamos como ejemplo los sucesivos procesos electorales a los que se van a encaminar los españoles en los próximos tres meses. En el PP creemos y exponemos que el modelo de convivencia, la construcción nacional y el futuro está en riesgo si los actuales dirigentes obtienen el refrendo de las urnas. España está en juego y no es una frase hecha: es una realidad.

Pedro Sánchez ha puesto en la balanza un plato en el que cabe el proyecto socialista, cada vez más extremado, junto a los independentistas, los antisistema y los herederos del terror en el País Vasco. Aparentemente no deberían casar por ideales y definición de cada proyecto pero ya permitió que todos ellos lo auparan hasta la Presidencia del Gobierno.

Ese es el pensamiento que cada español debe interiorizar al depositar su papeleta el próximo 28 de abril. ¿Puede haber una segunda alianza contra natura? Cualquiera diría que todo puede ocurrir vistos los precedentes del líder socialista. ¿Entonces para qué arriesgarse? La papeleta segura es la del Partido Popular que encarna los valores democráticos y constitucionales y puede liderar un bloque que cree en España, en su fortaleza interna y externa, en sus ciudadanos y su capacidad de mejora.

El primer envite electoral es clave porque el proyecto liderado por Pablo Casado puede devolver la confianza a los españoles sobre la gestión y la seriedad de sus dirigentes. No podemos desperdiciar más oportunidades ante nuestros compatriotas y debemos demostrarles que existe una forma de gobernar menos frívola, errática y peligrosa que la del actual presidente del Gobierno.

Sin apenas respiro, apenas un mes, llegará el segundo de los domingos electorales que dilucidará el reparto de responsabilidades en Europa, las Autonomías y los municipios. Es ahí donde se debe completar el cambio que Pablo Casado, deseo, que haya iniciado el 28-A. Será el turno de las políticas de proximidad.

Y por eso he puesto en marcha una campaña de atención directa a los ciudadanos porque creo en el conocimiento al detalle de las problemáticas que acucian a nuestros vecinos para poder incorporarlas al programa electoral con las mejores soluciones posibles. Ese diálogo del que los dirigentes de izquierda han huido sistemáticamente –se han quedado en los dogmas e idearios anticuados– resulta urgente y necesario.

En esta campaña los ciudadanos de Valencia, Alicante y Castellón que así lo deseen podrán llamarme a un número de télefono (el 601 631 074) donde los miércoles y viernes de 9 a 10,30 horas los atenderé personalmente. Los políticos siempre damos discursos, entrevista y mítines pero nuestra agenda siempre debe tener hueco para las personas, acercarse lo máximo a ellos, escuchar sus propuestas, quejas o sugerencias y es lo que voy a hacer con ilusión.

La comunicación fluida y directa permitirá que los habitantes de la Comunidad Valenciana me cuenten sus ideas y también que les haga llegar las propuestas que el PP está elaborando para las elecciones autonómicas donde la libertad individual, la colaboración público-privada, la rebaja fiscal, la elección de centro educativo en manos de los padres o la eliminación de las listas de espera en Sanidad serán el eje de nuestra actuación en la próxima legislatura.

El compromiso y el «contrato» que supone entre el PP y los ciudadanos su programa electoral debe ser conformado entre todos y contando con los principales actores de nuestra sociedad como son los valencianos.

Ximo Puig y Mónica Oltra han retirado el saludo a los ciudadanos, enquistándose en una endogamia peligrosa en la que predomina el sectarismo y el PP se ha propuesto recuperar esa conexión con la calle que socialistas y nacionalistas han cortocircuitado.

El diálogo es la base de la democracia y a ello nos vamos a dedicar con esmero. No será una mera herramienta para llegar al poder sino una seña de identidad que vamos a mantener en el futuro para poder transformar la sociedad como ya hicimos en el pasado.

Tenemos ilusión, el aval de la gestión durante muchos años y vamos a contar con el apoyo de la gente a quien los actuales gobernantes ha abandonado. España necesita el cambio, la Comunidad Valenciana espera ese giro hacia la sensatez y eso nos obliga a todos a sensibilizarnos y responsabilizarnos en las elecciones porque el voto va a definir el modelo de sociedad en los próximos años.

No podemos permitirnos seguir en una parálisis permanente como la de los últimos nueve meses. Sería muy perjudicial para los intereses de los españoles y quizás nos abocaría a un periodo donde la incertidumbre puede agravar los efectos de la crisis económica que el Gobierno de Mariano Rajoy empezó a remontar y que Sánchez ha frenado. Hemos de recordarlo y vamos a dejarnos la piel para que la decisión mayoritaria apueste por el rigor y la modernidad.