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Las mujeres no tienen próstata, pero son un gran ejemplo

Los hombres deberían realizarse revisiones preventivas del cáncer prostático a partir de los 50 años

Las mujeres no tienen próstata, pero son un gran ejemplo
Las mujeres no tienen próstata, pero son un gran ejemplolarazon

El cáncer de próstata es el segundo tumor maligno más frecuente en España (30.076 casos diagnosticados en 2017, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica), y eso que solo lo puede sufrir la mitad de la población. Como se sabe, la próstata es una glándula que forma parte del aparato reproductor masculino, así que las mujeres no la tienen. Y, a pesar de esto, ellas pueden ser un gran ejemplo de cómo los hombres deberían afrontar el elevado riesgo de sufrir cáncer de próstata: emulando la disciplina que demuestra la población femenina sometiéndose a mamografías preventivas del cáncer de mama (26.370 casos diagnosticados en 2017).

Claro que también cabría decir algo parecido de las propias autoridades sanitarias. España inició en los años 90 un ambicioso programa de diagnóstico precoz de cáncer de mama que hoy cubre aproximadamente al 95 % de las mujeres de entre 50 y 69 años, que es el rango de edad con mayor riesgo de padecerlo. Sin embargo, hoy día sigue sin existir un programa nacional equivalente para el cáncer de próstata, así que todo queda en manos de los esfuerzos individuales de los médicos y de la voluntad de los hombres. Y, francamente, mucha voluntad no parece haber: no toda la población masculina en edad de riesgo se somete a revisiones urológicas periódicas voluntarias para obtener un diagnóstico precoz.

“Si viviéramos lo suficiente, prácticamente todos los hombres terminaríamos desarrollando cáncer de próstata, porque a diferencia de otros tumores, su incidencia aumenta exponencialmente con la edad, así que el diagnóstico precoz no solo es un potente instrumento para su tratamiento, sino que debería ser casi obligado”. El doctor Javier Cambronero, jefe del servicio de Urología del Hospital Quirónsalud San José (Madrid), se refiere así a que la probabilidad de desarrollarlo antes de los 40 años es de 1 entre 10.000; sube a 1 entre 103 de los 40 a 49 años, y se dispara a 1 entre 8 a partir de los 60 años. Se diagnostican más de 25.000 nuevos casos de cáncer de próstata al año en nuestro país. El 90% de ellos se encuentra en estadio o fase localizado, y son sometidos a tratamiento con intención curativa.

Factores de riesgo

Como tampoco se conocen del todo los factores que desencadenan el cáncer de próstata, prácticamente todos los hombres son candidatos potenciales a sufrirlo. “Además de la edad, que es sin duda el mayor factor de riesgo, también sabemos que tiene mayor incidencia en la población afroamericana y entre los hombres cuyos padres o hermanos lo han sufrido, lo que sugiere cierto factor genético”, explica el doctor Cambronero, firme defensor de las revisiones urológicas rutinarias.

“Algunos estudios también lo asocian con aspectos dietéticos, de estilo de vida (por ejemplo, parece que el ejercicio o practicar sexo con regularidad reduce el riesgo) o con la obesidad, pero en general todos los hombres sin excepción deberían hacerse revisiones rutinarias a partir de los 50 años con independencia de si están o no entre estos grupos de riesgo”, afirma rotundo el especialista de Quirónsalud San José, que rebaja esa edad a los 40 años si hay antecedentes familiares.

El temido tacto rectal

Como sucede con cualquier tipo de cáncer, su detección precoz multiplica las probabilidades de curación y reduce drásticamente la mortalidad. “Las muertes por cáncer de próstata en varones menores de 55 años solo se producen en el 2 % de los casos, y la mayoría de los fallecimientos, un 70 %, ocurre en mayores de 75. Estos datos evidencian la importancia vital de efectuar un diagnóstico precoz mediante las revisiones urológicas rutinarias”, insiste.

Unos argumentos teóricamente convincentes que, sin embargo, chocan una y otra vez con la generalizada aprensión de los hombres ante el denominado tacto rectal, que forma parte de las revisiones. “En manos del urólogo, el tacto rectal no dura más de 5 segundos, de manera que cuando el paciente empieza a notarlo prácticamente ya habrá terminado”, tranquiliza el doctor Cambronero.

Durante la exploración, el urólogo detectará al tacto el tamaño de la próstata, que en estado normal es como una castaña pero que puede aumentar hasta el volumen de una naranja si hay hiperplasia benigna, que es un crecimiento natural no tumoral de la glándula. El especialista también comprobará así la posible existencia de nódulos sospechosos de patología maligna.

“Una analítica de sangre con la que se valora el denominado PSA (marcador tumoral de la próstata), junto a la función renal, y una ecografía en ocasiones para medir el tamaño de la próstata y evaluar el tracto urinario superior son otras pruebas habituales en estas exploraciones preventivas”, añade el especialista del Hospital Quirónsalud San José.

Cuando se sospecha que el paciente podría padecer cáncer, será necesaria una biopsia de la próstata para confirmar o descartar el diagnóstico y establecer el tratamiento adecuado, que puede ser farmacológico, radioterápico, quirúrgico o una combinación de los tres.