insomnio

¿Porqué no duerme mi bebé?

Sobre todo en el caso de los padres primerizos, el sueño de nuestros bebés puede despertarnos dudas que nos hagan plantearnos si lo que sucede es algo normal o es un problema ante el que tenemos que actuar. El Dr. Gonzalo Pin Arboledas, jefe de Pediatría del Hospital Quirónsalud Valencia, nos da las claves para interpretar los patrones de conducta a la hora de dormir que podemos considerar normales en función de la edad de nuestro bebé.

¿Porqué no duerme mi bebé?
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A menudo, más que de trastornos del sueño, en los lactantes debemos hablar de problemas con el sueño. Se trata de patrones de descanso que resultan insatisfactorios tanto para los padres como para el niño, o que el pediatra considera inadecuados. La única diferencia entre un bebé que duerme toda la noche y otro que se despierta con frecuencia no es el número de despertares, sino la habilidad del niño para volverse a dormir por sí solo.

Tampoco todos los problemas del sueño son anorma¬lidades ni todos precisan tratamiento. Por lo general, las consultas más frecuentes que llegan al pediatra se hallan relacionadas con tres situaciones principales: primera, el niño presenta dificultades para dormirse; segunda, el niño manifiesta conductas «extrañas» durante el sueño, y tercera, el niño se muestra soñoliento durante el día.

En relación con el primer supuesto, nos encontramos con el insomnio infantil. Al bebé mayor de 6 meses le cuesta iniciar o mantener el sueño. Pero no se trata del diagnóstico, sino que constituye un síntoma de algo que debe tratarse. Habitualmente, el insomnio en la infancia depende de múltiples factores, entre ellos, el entorno, las reglas educativas, el contexto psicoafectivo, el comportamiento de los padres, los contrastes de horario y las imposiciones sociales (por ejemplo, excesivas tareas extraescolares que dificultan el cumplimiento de las necesidades de sueño del niño). Algunas de sus causas principales son los malos hábitos, la alimentación excesiva por la noche, la ausencia de un ritual de presueño (por ejemplo, no establecer un horario rutinario para la cena), las alteraciones del comportamiento, físicas (dolor, entre otros) o neurológicas. El insomnio ligado a una enfermedad orgánica, como la otitis aguda o crónica, dermatitis atópica, síndromes obstructivos de vías aéreas superiores, reflujo gastroesofágico o epilepsia, resulta menos frecuente.

La evolución del sueño del bebé

• Primeros meses de vida

La alimentación marca el ritmo: Uno de los mayores condicionantes del patrón de sueño del lactante es el horario de las comidas, que determina que los períodos de descanso se sucedan aproximadamente cada 3 horas.

Aumenta el periodo de vigilia: Los recién nacidos se despiertan cada 3 o 4 horas y permanecen despiertos de 1 a 2 horas. El período de vigilia diurna aumenta lentamente hasta las 3 o 4 horas cumplidas las 16 semanas de vida.

Conciliar el sueño: Un niño de 2 meses tarda en dormirse una media hora. A los 3 meses puede presentar cierta dificultad para conciliar el sueño, debido quizás a su deseo de relacionarse con el entorno.

Despertares frecuentes: Durante los primeros meses, el sueño del lactante se interrumpe a menudo.

Sueño cada vez más nocturno: En torno a las de 6 semanas, el niño empieza a dormir más por la noche. A los 3 meses, un 70 por ciento de los niños presenta un sueño nocturno continuado de 5 horas.

• Entre los 3 y 6 meses

Ritmo multimodal: Aparece un patrón de descanso estructurado en una siesta matutina, otra por la tarde y un largo sueño nocturno, que se consolida.

• De los 6 a los 12 meses

Mayor conexión con el entorno: Puede que el niño no quiera dormir después de las comidas, si se le presenta algún estímulo que le interese.

Mayor facilidad para dormirse: El tiempo medio para conciliar el sueño es de 15 minutos.

Despertares nocturnos: A esta edad, el bebé presenta dos o tres despertares nocturnos fisiológicos.

Llantos nocturnos: Pueden reaparecer incluso en niños que siempre han dormido bien.

La edad del objeto transicional: Se recomienda regalar al niño un objeto por el que sienta especial afecto y que le aporte seguridad y compañía durante la noche.

Comportamientos novedosos: Hacia los 9 meses pue¬den aparecer nuevas conductas, entre ellas, mover insis¬tentemente la cabeza de un lado a otro para dormirse.