Prevención

Ictus, le puede pasar a cualquiera.

Por el Dr. Rafael Arroyo, Jefe de Departamento de Neurología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid y el Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo.

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El ictus es una patología grave, con importantes consecuencias sociosanitarias y desconocida por gran parte de la población. Es la primera causa de mortalidad entre las mujeres y la segunda causa a nivel global en España, primera causa de discapacidad en adultos y segunda causa de demencia. Cada año se producen 130.000 nuevos afectados en España. Es decir, 1 de cada 6 españoles va a sufrir un ictus a lo largo de su vida. Hablamos de un importante problema social que no nos puede dejar indiferentes.

En los últimos años se han hecho grandes esfuerzos de comunicación, sensibilización y pedagogía para que todo el mundo conozca y comprenda la existencia y las consecuencias de una enfermedad que nos puede tocar a cualquiera. Todo esfuerzo es poco cuando se trata de concienciar a la población de una patología que, cuando se produce, requiere una actuación especializada inmediata para minimizar los daños y conseguir, en medida de lo posible, volver a llevar una vida normal.

Si bien existen factores de riesgo que aumentan el riesgo de padecer un ictus, es importante insistir en que esta enfermedad puede afectar a todo el mundo. En las últimas décadas hemos visto un aumento de la incidencia de Ictus en pacientes jóvenes.

En relación a los factores de riesgo hay que destacar que hay algunos sobre los que no tenemos control, como la edad, antecedentes familiares, sexo y la carga genética, hay otros que sí dependen de nosotros mismos y nuestros hábitos: el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, consumo de drogas, la hipertensión arterial, tener niveles de colesterol elevados en sangre, la diabetes, la obesidad, la vida sedentaria, las dietas ricas en sal y en grasas y algunas enfermedades del corazón, como la fibrilación auricular. La identificación y la corrección de estos hábitos son la base fundamental de la prevención primaria del ictus: evitarlo cuando aún no ha ocurrido.

¿Cómo identificar un ictus?

Hay varias señales de alarma a las que debemos estar atentos y que nos pueden salvar la vida:

Si repentinamente notamos una pérdida repentina de fuerza en un brazo, en una pierna o en la mitad del cuerpo, dificultad en el lenguaje para expresarnos o articular las palabras correctamente, alteración de la sensibilidad brusca de una parte del cuerpo, un intenso y repentino dolor de cabeza con alteración de la conciencia o una sensación de inestabilidad intensa de inicio brusco, podemos sospechar de un ictus.

Hay una serie de pautas que podemos aplicar en el caso de que pensemos que podemos estar sufriéndolo o estar sufriéndolo alguien allegado:

- Levantar los dos brazos o, sentados, intentar levantar las dos piernas. Si no se puede levantar uno u otro es un síntoma probable.

- Sonreír. Si la comisura de los labios se tuerce hacia uno de los lados, dejando el otro prácticamente inmóvil, puede ser un síntoma de parálisis facial.

- Preguntar cosas concretas: mostrarle objetos y pedirle que los nombre. Si se cambia el orden de las sílabas, se pronuncia mal el nombre o, directamente, se es incapaz de responder, algo no funciona bien.

¿Qué hago?

Como hemos comentado antes, la atención temprana en la fase aguda de un ictus determinará el pronóstico de los pacientes. En ese sentido, saber reconocer los síntomas que nos indican que alguien (o nosotros mismos) está sufriendo un ictus y solicitar inmediatamente asistencia médica para dirigirse lo antes posible a un centro hospitalario especializado y con los medios de diagnóstico necesarios es fundamental no sólo para el correcto tratamiento sino para la posterior rehabilitación. Los tratamientos de fase aguda solo son eficaces si se aplican en las primeras 6 horas tras el inicio de los síntomas, y por cada 20 minutos perdidos suponen una disminución del 20 % de la probabilidad de éxito terapéutico.

Por todo ello, es fundamental la existencia de Unidades de Ictus como la puesta en marcha por Quirónsalud Madrid, que dispone de un sistema de telemedicina, denominado Teleictus, que permite que un neurólogo pueda ver de manera inmediata durante las 24 horas del día a cualquier paciente con sospecha de ictus del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo, Hospital Universitario Quirónsalud Madrid; Hospital la Luz y Hospital Quirónsalud. El neurólogo de guardia del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo puede acceder en tiempo real a la exploración del paciente y a sus pruebas del resto de centros, pudiendo ser tratado el paciente en un primer momento o trasladarlo para ser intervenido y extraer el trombo si fuera necesario.