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Vivir tu vida como una exclamación, no como una explicación

Vivir tu vida como una exclamación, no como una explicación
Vivir tu vida como una exclamación, no como una explicaciónlarazon

Esta frase la leí el otro día en un artículo muy inspirador en un blog de psicología. Y me di cuenta de que era algo que por desgracia nos pasa a muchos. Vivimos la vida a medias, pisando flojito, para no molestar, para que no se nos oiga del todo, no vaya a ser que nos vean, que destaquemos y piensen mal de nosotros o nos critiquen.

¿Pero qué es lo que hace que nos dé miedo ser auténticos, brillar, destacar y vivir nuestra vida de verdad, en vez de escondernos? En realidad puede tratarse de creencias, miedos y una baja autoestima.

 

Algunas personas llevan fatal eso de ser criticados. Si destaco, si hago algo de forma pública, como por ejemplo escribir en un blog o simplemente decir mi opinión en una reunión de trabajo, puedo ser criticado.

En realidad una crítica realizada de forma amable y con buena intención no tiene por qué ser tomada a mal. Existen críticas constructivas que nos ayudan a mejorar y en realidad son un verdadero regalo para nosotros.

En cuanto a críticas malintencionadas, es algo de lo que no podemos protegernos al 100%. Hagamos lo que hagamos, siempre habrá alguien que esté a disgusto con nosotros o a quien no le parezca correcta nuestra manera de proceder.

Tampoco podemos evitar que haya personas tóxicas en esta vida. Pero podemos elegir alejarnos de ellas, en la medida de lo posible.

Normalmente cuando nos preocupa ser criticados, es que simplemente no sabemos enfrentarnos a las críticas de manera asertiva. Aprender las claves de la asertividad nos puede ayudar a recibir críticas de una manera más positiva: aceptando aquello que tiene sentido para nosotros y sabiendo defender nuestra opinión o hechos cuando creemos que la crítica es injusta o se realiza con intención de hacernos daño.

 

Si buscas constantemente caer bien a los demás y que te aprueben, estás viviendo una utopía. Y es que es prácticamente imposible gustar a todos y siempre.

Pero la realidad es que a muchos nos han educado a ser amables con todos, no vaya a ser que molestemos a alguien con nuestra presencia. ¡Niños, no corráis! ¡No llames la atención, te está mirando todo el mundo! El “no” forma parte de la educación que recibimos desde que somos bebés prácticamente.

Por otro lado, llevamos en nuestros genes nuestra esencia de seres sociales por naturaleza. Necesitamos de afecto de otros seres humanos. El rechazo es uno de los castigos más duros para el ser humano, como lo cuenta Elsa Punset en su libro “El mundo en tus manos”, dedicado a la inteligencia social.

Si hago algo y no gusta a otros me criticarán, me despreciarán y se alejarán de mí. Ésta es una creencia arraigada que está presente cuando dejamos de ser auténticos y nos guiamos por las convenciones sociales más extendidas.

Se necesita de una alta dosis de autoestima para que no nos afecte demasiado el qué dirán, si nos aceptan o no.

 

¿Vives la vida dando explicaciones de lo que haces a los demás? ¿Crees que no eres suficiente?

Para vivir tu vida como una exclamación, aparte de ser auténtico y sincero contigo mismo, deberías dejar también de dar explicaciones a los demás, de buscar que te aprueben.

A modo de ilustración, debo reconocer que he pasado bastantes años viviendo una vida que no era la mía, poniéndome en el último lugar y dando explicaciones por todo lo que hacía. Desde luego esta actitud ni era sana ni me reportaba beneficios. Vivía siempre en segundo plano y mucha gente de mi entorno ni siquiera me conocía de verdad.

Sanar la autoestima no es cuestión de pocos días. A veces te lleva meses, años o décadas. Todo depende de dónde partes, cuál es tu nivel de autoestima actual. Lo primero es darte cuenta de que tu autoestima está dañada, de que quieres aprender a quererte y respetarte más. Y entonces iniciar un proceso de cambio y crecimiento personal, lo que te permitirá conocerte, aceptarte y motivarte para ser una persona más coherente con tus valores y tu forma de ser.

 

A algunos nos da muchísimo miedo hacer el ridículo. Si vivo una vida diferente al resto, acorde a lo que siento y de verdad quiero, si no sigo los cánones establecidos por la sociedad, si destaco... estoy expuesto a que me critiquen, me rechacen y hasta se rían de mí.

Creo que todos conocemos al personaje mediático Risto Mejide, publicista y presentador de programas de televisión como Operación Triunfo. Su apariencia bohemia, sus siempre presentes gafas de sol, una manera de hablar sarcástica y profundamente crítica hace que no se le pueda calificar o encasillar en ningún grupo social. O lo odias o lo amas.

Creo que es un claro ejemplo de persona que no teme a las críticas, a hacer el ridículo, a ser rechazado. Entiende claramente que hay muchas personas que compartirán su postura, a veces un tanto radical, pero al mismo tiempo habrá otro gran grupo de personas que rechazarán todo aquello que hace o dice.

Y a ti, ¿te importa lo que piensan de ti los demás? Imagínate por un instante cómo sería tu vida si no te importara lo más mínimo lo que piensan de ti los demás. ¿Harías las mismas cosas? ¿O algo cambiaría en ti?

 

No se trata de alcanzar la perfección, sino encontrar tu propio punto de excelencia. O como decía una estupenda Coach con la que realicé mi primer proceso de coaching: ¿en qué posición quieres estar? ¿En la exigencia o en la excelencia?

Si te exiges la perfección, es muy fácil fracasar, porque la perfección sencillamente no existe.

Por otro lado, si tu creencia en cuanto al fracaso es que debes evitarlo a toda cosa porque es algo horrible, también te estás poniendo una barrera antes de dar el salto.

Sí, vivir de acuerdo a tu esencia, tu manera de ser, tus pasiones, valores y gustos no siempre es fácil. Declarar al mundo cómo eres en realidad y cómo te gusta hacer las cosas puede conllevar incomprensión, dificultades, algunos fracasos.

Pero resulta que si no lo intentas siquiera, si caminas de puntillas, si no te atreves a nada... tampoco lograrás el éxito. El fracaso es necesario para tu proceso de aprendizaje. Como cuento en este otro artículo: el fracaso es tu puerta al éxito. O como diría Samuel Beckett: “Fracasa de nuevo. Fracasa mejor”.

Si has fracasado, significa que al menos lo has intentado. Como el niño que aprende a andar y se cae miles de veces hasta que consigue dar sus primeros pasos.

 

Si has leído hasta el final, es posible que este artículo haya resonado contigo. Es posible que vivas "de puntillas"como he vivido yo hasta hace no mucho, creas que no puedes o no debes destacar o brillar. Incluso que pienses que no es necesario destacar en la vida, que es algo reservado para gente especial, con grandes talentos, gente más guapa, más rica, más exitosa.

La realidad es que siento contradecirte: puedes decidir desde ya cómo quieres vivir tu vida, cómo quieres pensar, sentir y hacer las cosas. En realidad el único que decide por ti eres tú.

Es cierto que no es un cambio que se consiga de la noche a la mañana. Las creencias arraigadas no se cambian de un día para otro, pero si decides que quieres cambiar, estás en el inicio de un camino. Y si otros lo han conseguido, pregúntate: ¿por qué tú no?, ¿qué te lo impide?