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El pollo de España

El pollo de España
El pollo de Españalarazon

Estamos en el ecuador de octubre y España sigue pareciéndose a ese pollo –o polla, seamos correctos– sin cabeza que deambula por las calles oscuras en mitad de la noche. En Moncloa, Rajoy mira por la ventana de su despacho hacia el infinito pensando en el día de la investidura. Con la nueva –ya quinta– ronda de consultas que el Rey ha estimado oportuna, nadie sabe qué nos deparará, si habrá abstención de un PSOE ‹‹reformado›› o si simplemente será un mero trámite protocolario que conviene repetir para no perder la costumbre, que los partidos se han vuelto un poco rebeldes y llevamos prácticamente un año de ronda en ronda; y lo que te rondaré, morena.

Desde que Sánchez se llevó el varapalo, no se ha vuelto a ver su cara bonita públicamente. Recuerdo cómo se desgañitaba hace unos meses en los mítines, gritando a los cuatro vientos que nadie tenía que dar lecciones al partido socialista. Ahora es su propio partido el que le ha dado una lección de sabiduría apartándole del camino y dejándole retratado como la persona que ha batido el récord de hundimiento en el PSOE, superándose por dos veces, y no habrá una tercera vez porque no le han dejado.

El PSOE tiene a España colgando de un hilo y a los españoles expectantes de su Comité Federal, que el ‹‹giro hacia la abstención›› aún no está claro y nos vemos votando con una mano y con la otra comiendo polvorones. Si al término de la reunión de los socialistas no ha habido cambio de opiniones, no será no, y una vez más será no a salir del bloqueo institucional.

El treinta o treinta y uno de este mes, Rajoy ya podría dejar de mirar por la ventana y de hacerse preguntas. Si eso no sucede, el uno de noviembre las Cortes volverían a disolverse y pondríamos rumbo a unas terceras elecciones, que dicen que a la tercera va la vencida, pero espero que eso solo sea un leyenda urbana y con dos votaciones sea más que suficiente para que este patio de recreo en el que se ha convertido la política española sepa complacer a sus votantes.