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Analfabetos geográficos

Analfabetos geográficos
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“Con la A: país americano con capital en Buenos Aires”. “América”. Así respondía el jueves, tras una larga reflexión, un actual ídolo de masas juvenil a la pregunta de Cristian Gálvez en el famoso rosco de Pasapalabra.

Ya nos dejó patente hace unos años Justin Bieber que ser joven, famoso y viajar por todo el mundo promocionando tu trabajo no significa ni mucho menos que sepas dónde estás o dónde has estado. En esa ocasión el periodista le preguntó cuántos y cuáles eran los continentes, a lo que el afamado Justin respondió: “Asia, América del Norte, América del Sur, África, la Antártida y el Polo Norte”, así, sin anestesia, y ya para terminar de rematar la jugada concluyó que Canadá -país del que procede- y Australia, también eran los continentes que le faltaban. Europa y Oceanía brillaron por su ausencia. Entonces el presentador, en un alarde de generosidad, y como si fuera tan normal no tener ni puñetera idea dónde narices vives, vas o vienes, le preguntó: ¿A ver Justin, en ese continente se encuentra Francia, seguro que has estado? Y una bombillita se iluminó sobre su cabeza y dijo: “Europa” y el público estalló en aplausos jaleando su triste ignorancia. Patético, ¿verdad?

El analfabetismo geográfico no solo es un problema de conocimiento que afecta a nuestro país, sino que se extiende por todo el mundo. Para mí, saber Geografía es tan importante como saber Historia, porque conociendo la situación de cada lugar que nos describen, es mucho más fácil imaginarse qué ocurrió o qué ocurre y podamos analizar el porqué de las cosas que pasan. Sin embargo, muy a mi pesar, me encuentro con personas de todas las edades que no saben situar países, ríos o montañas en un mapa y tampoco conocen las banderas ni las capitales de los respectivos países. Hace unos días una chica me comentaba por Instagram que estaba viviendo en Inglaterra enviándome un emoticono de la bandera de Islandia y se quedó más ancha que larga. ¡Dios mío, si es que algunas personas no saben ni dónde viven! ¿Para qué, si mis ídolos no saben ni dónde están firmando sus discos y ganan millones?

John Fahey, presidente de la Sociedad National Geographic, dice que la ignorancia geográfica afecta a nuestro bienestar económico, nuestras relaciones con otras naciones y el medioambiente, y nos aísla del mundo. “Sin geografía nuestros jóvenes no están listos para enfrentar los desafíos del cada vez más interconectado y competitivo mundo del siglo XXI”. Pero lo que yo veo es que las personas miran hacia otro lado y disculpan al ignorante con risas y aplausos cuando por casualidad suena la flauta.

Supongo que la curiosidad de cada uno por saber, el amor propio o por simple dignidad, es lo que nos hace preocuparnos por conocer dónde se sitúa cada lugar de nuestro planeta, qué gente lo habita, qué costumbres tiene, de qué enfermedades mueren... pero aparte de eso, un analfabetismo geográfico mundialmente generalizado nos lleva también a un conformismo generalizado, lo que nos cuenten nos lo creemos y ya está.

Para aprender Geografía e Historia no es necesario coger un atlas o un libro aburrido e intentar aprendértelo de memoria. Hay otras formas de aprenderlas, además sin darnos cuenta: la numismática, aplicaciones para móviles, la lectura de los libros de Tintín, puzles, cromos de fútbol, documentales... Si con todos los medios que tenemos a nuestro alcance no somos capaces de aprender Geografía es que no queremos. Nuestros padres aprendieron con un atlas para toda la familia, y el que tenía suerte con una bola del mundo. ¿O acaso vivimos en la “era de la ignorancia”?

Desde mi propia experiencia de nuevo tengo que criticar al sistema educativo por no implantar un método más efectivo y desde edades más tempranas, para que los niños sepamos cómo está distribuido el mundo mucho antes. Lo que no puede ser es que chicos de 14 años estén aún estudiando las Comunidades Autónomas.

Me gustaría pedir a todos los colegios que hicieran concursos de Geografía e Historia, e incluso sería muy recomendable trasladarlo a las televisiones, una buena motivación para aprender algo tan imprescindible de cara nuestro futuro.

“El pueblo que no conoce las relaciones que se dan en su espacio geográfico, está condenado a padecerlas” (José Ignacio Ossa)