Discapacitados

¿Más gasto en turismo o turismo más caro?

La antigua cárcel de Estocolmo es hoy un hotel con habitaciones de diferentes tipología en el que las accesibles son más caras.
La antigua cárcel de Estocolmo es hoy un hotel con habitaciones de diferentes tipología en el que las accesibles son más caras.larazon

Las personas con discapacidad gastan cerca de un 30% más en sus viajes que los turistas sin necesidades especiales, según datos del 'Observatorio de Accesibilidad del Turismo en España' presentado en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) dados a conocer en la jornada 'Turismo Accesible y Vías Verdes', organizada por la Asociación Europea de Vías Verdes junto con la Fundación de Ferrocarriles Españoles.

Nadie pone en duda que esto sea así, aunque es un gasto casi obligado ya que la oferta accesible y con unas infraestructuras mínimas imprescindibles para este colectivo es bastante menor, lo que eleva los precios.

Empecemos por los transportes.

Para llegar a un destino turístico nacional, una persona con movilidad reducida suele viajar en su propio vehículo, con el consiguiente gasto en gasolina, peajes y refrigerios o comidas durante las paradas. El avión también es una alternativa. El resto de los mortales puede ir en bus de línea, mucho más económico, o en coche compartido, algo impensable para alguien que, además de su equipaje, necesita meter una silla de ruedas en el maletero.

Una vez en el lugar elegido, si se optó por el avión, lo habitual suele ser coger un taxi hasta el hotel, frente a los transportes públicos, buses o microbuses, que suele haber en los aeropuertos españoles, excepto en aquellos en que estén adaptados, no más de un 25% de ellos.

Seguimos con el alojamiento.

La oferta por internet de hoteles, hostales, apartamentos, casas rurales... es impresionante. Pero sólo hay que mirar en uno de los principales operadores, Booking. Al incluir el filtro de accesible a movilidad reducida el porcentaje de alojamientos disponibles cae un drástico 60 o 70%, en el mejor de los casos. Lo que se traduce en mucha menos oferta y unos precios siempre superiores a la media. Por ejemplo, en Málaga para el último fin de semana de enero se pueden encontrar alojamiento para dos personas desde 54€ la noche, frente a los 76€ como mínimo que hay que pagar si la habitación es adaptada para personas con movilidad reducida. En Valencia la diferencia es algo menor, pero aun así es considerable: de los 50 euros por una habitación para dos personas sube a 68 en el caso de buscar algo accesible.

Y por último el gasto durante las vacaciones.

Comer en chiringuitos, buscar bares típicos con encanto, cenar de tapeo, ir de compras, visitar lugares históricos o recorrer ciudades significa también más gasto, en principio, para una persona en silla de ruedas. Los lugares más típicos de restauración y con precios más asequibles, la mayoría ubicados en los cascos históricos, son pequeños y de difícil acceso, por lo que hay que optar por ir a bares menos concurridos precisamente porque tienen precios más altos.

Mientras que un turista puede recorrer el centro de una ciudad andando, en silla de ruedas suele ser necesario coger varios taxis por las empinadas avenidas, la falta de accesibilidad en las aceras o el empedrado de muchas calles.

A pesar de que el gasto medio por persona es superior, 813,65 euros frente a 637,60 euros que desembolsan los viajeros sin necesidades especiales, este colectivo no se queda atrás y lejos queda ya la época en que estaban encerrados en casa. El 72% de las personas con discapacidad viaja como mínimo dos veces al año. El destino elegido se encuentra para el 60% en España. De media realizaron siete viajes en los últimos dos años, frente a los ocho en el mismo periodo de las personas sin necesidades especiales.

Respecto al perfil de los turistas con necesidades especiales, el Observatorio recoge que un 75% de ellos tiene discapacidad (36% física, 18% visual, 12% auditiva), un 19% presenta necesidades especiales o circunstancias temporales, y un 8% tiene 80 años o más.

En definitiva mil millones de turistas en el mundo que tienen alguna dificultad para viajar y se encuentran no sólo con barreras físicas sino también económicas pero que nada les frena aunque tengan que gastar más.