Discapacitados

Todos los hijos pueden trabajar

Un joven con discapacidad trabaja en una imprenta
Un joven con discapacidad trabaja en una imprentalarazon

La mayoría de los padres está convencido de que sus hijos trabajarán en el futuro y lucha a lo largo de su crecimiento por facilitarle una buena preparación, ya sea académica, personal o basada en la experiencia. En el caso de niños con algún tipo de discapacidad, el optimismo también va creciendo, y ya un 44% de los padres está convencido de que su hijo conseguirá trabajar en el futuro, frente al 41 que lo pensaba hace sólo un año, según un estudio sobre Discapacidad y Familia elaborado por Adecco con motivo del Día de la Familia que se celebra hoy 15 de mayo.

El aumento de tres puntos porcentuales con respecto al año pasado podría significar un paulatino cambio de mentalidad en las familias, que van viendo más posible que las personas con discapacidad se integren de forma normalizada.

Según el director general de la Fundación Adecco, Francisco Mesonero, "tener un hijo con una discapacidad no es lo mismo ahora que hace 40 años: la sociedad está cambiando de mentalidad y ello se nota en la educación y en los valores que los padres transmiten a sus hijos”.

El documento señala que la llegada de un niño con discapacidad supone un reto para toda la unidad familiar. La encuesta, realiza entre 500 familias, refleja que la mayoría de los padres comparte una meta común: que su descendiente con discapacidad adquiera la mayor autonomía posible.

Así, el 75% intenta fomentar al máximo que sus hijos realicen por sí solos sus tareas, aunque éstas les supongan más tiempo. Frente a ellos, un 25% prefieren supervisar y pautar a sus hijos en las actividades diarias, por temor a que no puedan desenvolverse con normalidad. Y aquí está el confuso punto de partida: muchos hijos con discapacidad necesitan apoyo o ayuda constante, y a la vez es fundamental hacerles autónomos. Su integración cada vez es mayor en una sociedad cambiante que fomenta la competitividad, a veces como única manera de sobrevivir, junto a valores en los que ya crecen los niños como la empatía, la tolerancia, la inclusión y la igualdad. Esta dualidad confunde a las familias a la hora de decidirse por guiar o por proteger a un hijo con discapacidad.

La propia evolución de la sociedad, cada vez más integradora y normalizadora conlleva una visión más positiva de los padres y su entorno hacia el futuro de los menores con algún tipo de discapacidad, lo que sin duda transmite seguridad en sí mismos a los hijos y mayor posibilidad de encontrar y realizar un trabajo, incluso por su propia cuenta convirtiéndose en emprendedores.

El estudio así lo constata, aunque en sentido negativo “Todavía existen padres que presuponen que su hijo con discapacidad no podrá trabajar en el futuro, lo que sienta un precedente o "autoestigma"que influye negativamente en sus futuras posibilidades de empleo", indica el informe.

Esta misma conclusión se puede atribuir a los propios informes de este tipo, que siendo muy importantes para la integración de todos, no acaban de quitarse un tinte negativo o catastrófico cuando se trata de discapacidad. El informe no dice, como yo relato al principio, “un 44% de los padres está convencido de que su hijo con discapacidad conseguirá trabajar en el futuro”, sino que dice “un 56% de los padres con hijos con discapacidad no cree que éstos puedan trabajar en el futuro”.

¿Es lo mismo? No. Como dice el propio informe: “Es un precedente que influye negativamente” en quien lo lee.

Ruedaspelig.rosas@pelig.es