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Calcata por abajo y por arriba
Descubrí el placer de caminar en el monte o alrededor de un río y embalse en el Desierto de los Leones en México y en Navacerrada en Madrid. Cuando llegamos a vivir a Roma, no conocíamos a nadie, ni la ciudad, ni el país, ni el idioma y mucho menos los caminos encantados de los bosques cercanos y aquí, si algo hay son senderos. Es un país lleno de colinas y bosques ricos de historia y de vegetación. Hay infinidad de parques, ya sean arqueológicos, con ó sin catacumbas, con colinas, con ríos...
Había que empezar de cero y “arriesgándose” un poco, al no controlar ni las zonas, ni las superficies, ni las dimensiones ni nada de nada. Hay guías, está claro que las hay, tanto físicas como tecnológicas, pero es un mundo enorme y complicado.
Un día decidimos arrancar y ahora ya no hay quien nos pare.
En Lazio, en los alrededores de Roma, todo es verde, está lleno de senderos con pequeños, medianos y grandes ríos, con pueblos construidos en lo más alto de las rocas.
El Valle del Treja
En la provincia de Viterbo, yendo al norte de Roma y en la dirección hacia Castelgandolfo, se encuentra el Parque del Valle de Treja, con senderos preciosos que van rodeando un pequeño rio que es una confluencia del río Tiber. Hay caminos fáciles y tienen varios accesos. Uno de ellos es bajando desde Calcata, un pueblo de hippies y artistas construido a 220 metros de altura.
Hay 5 senderos:
Il Borgo Medievale di Santa Maria, con dificultad media – fácil y con una duración de 2.30 hrs., Il cuore del Parco: da Mazzano Romano a Calcata, con dificultad media – fácil y una duración de 3 horas, el Anello Calcata – La Valle, con una dificultad media – dificil y con una duración de 2 horas y La Valle del Treja da Monte Gelato a Calcata, con una dificultad media – difícil y una duración de 3.30 horas.
Bajar desde Calcata tiene su encanto, al inicio parece complicado pero el descenso se realiza en una especie de escaleras de tierra y un apoya manos de troncos. Se cruza el río por un pequeño puente y a partir de allí es una gozada caminar al lado del agua. El silencio da paz.
Calcata
Parece ser que este pequeño pueblo estuvo habitado desde la pre-historia. En un documento del 772-795, en la era de Adriano I, aparece por primera vez el nombre de Calcata. Algunos nobles también pasaron por aquí como fue la familia Anguillara. En los anos ’30, sus vecinos empezaron a emigrar por las caídas de las rocas de tuba (La toba volcánica o tufo volcánico es un tipo de roca ígnea volcánica). En los anos 60, se llenó de artistas y hippies, y este pueblo que le han llegado a llamar el país que muere con Bagnoregio, se repobló gracias a lo fascinante decadencia y su imagen surrealista.
Calcata es espectacular. Admirarlo desde el sendero, desde el río, desde el bosque, desde donde sea.
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