Descubre el paraíso español que parece Indonesia: paisajes exóticos y avistamiento de ballenas

La Gomera, una de las joyas del archipiélago canario, tiene en su costa occidental un auténtico tesoro natural y cultural: el municipio de Valle Gran Rey, una localidad que seduce a quien la visita por la majestuosidad de sus paisajes, el carácter de sus pueblos y una historia que se remonta a tiempos prehispánicos.

Con apenas 33 kilómetros cuadrados de extensión, Valle Gran Rey es el segundo municipio más pequeño de la isla, pero también uno de los más singulares. Rodeado por barrancos, riscos y laderas cubiertas de laurisilva, este lugar representa un ejemplo del espíritu gomero: agreste, acogedor y profundamente arraigado a la tierra.

Según recoge la propia web del Área de Turismo del Ayuntamiento, en la época prehispánica Valle Gran Rey formaba parte del cantón de Orone, uno de los cuatro territorios en los que se dividía La Gomera antes de la llegada de los conquistadores europeos en el siglo XV. Este legado histórico aún se percibe en las tradiciones, en la arquitectura rural y en el vínculo con la tierra que conservan los ciudadanos del municipio.

El municipio no solo destaca por su historia, sino también por la variedad de paisajes que ofrece. Desde acantilados hasta playas de arena negra, pasando por barrancos que han sido producto de siglos de erosión.

Qué visitar en Valle Gran Rey

Entre los lugares que merecen una visita obligada, se encuentra Taguluche, un pequeño caserío que se asienta en un valle del mismo nombre. Aislado, pero profundamente pintoresco, Taguluche cautiva con su tranquilidad, su palmeral y su esencia rural casi intacta.

Otros núcleos destacados son Arure y Las Hayas, dos barrios tradicionales muy vinculados a la actividad agrícola y al entorno del monte. Estos pueblos, situados en las zonas más elevadas del municipio, ofrecen vistas impresionantes y una cercanía privilegiada al Parque Nacional de Garajonay, Patrimonio de la Humanidad.

Lejos del turismo masificado, Valle Gran Rey invita a pasear y a descubrir. Además, con una amplia oferta de turismo activo, se puede realizar rutas en bicicleta, buceo e incluso ver ballenas en libertad. Sin duda, visitar este municipio no es solo conocer un lugar, sino adentrarse en una forma de vida que ha sabido mantener su autenticidad a pesar del paso de los años.