Descubre la playa virgen española escondida en una cueva que aún escapa del turismo masivo

En el sur de Fuerteventura, oculto entre los paisajes de la Punta de Jandía, se encuentra un verdadero tesoro natural que no aparece en las guías turísticas y escapa del bullicio turístico que caracteriza a otras zonas de la isla. La Playa de Los Ojos, también conocida como Playa del Tigre, es una cala virgen que ha logrado mantener su autenticidad, gracias a su ubicación remota y difícil acceso.

Un entorno natural inigualable

El paisaje de la Playa de Los Ojos se encuentra rodeado de un entorno natural casi intacto, custodiada por imponentes acantilados que la protegen del viento y de las multitudes. Estas formaciones rocosas se pueden explorar a pie, y uno de los puntos más icónicos de la zona es la Cueva de Los Ojos, un espacio abrupto que se convierte en un atractivo turístico cada vez más fotografiado. Sin embargo, para disfrutar de esta maravilla natural, es necesario visitarla cuando la marea está baja, ya que solo entonces se puede caminar hasta la cueva y explorarla en su totalidad.

Para aquellos que deseen explorar más allá de la playa, la zona también es conocida por su fauna y flora autóctonas, que incluyen especies únicas de la isla. Las aves marinas que anidan en los acantilados y los paisajes de dunas y montañas convierten este lugar en un paraíso para los amantes de la naturaleza y los fotógrafos.

Faro de Punta de Jandía

A solo tres kilómetros de la Playa de los Ojos, se encuentra el Faro de Punta de Jandía ubicado justo en el extremo sur de la isla y otra de las paradas obligatorias en la zona.

Se construyó a mediados del s. XIX y es uno de los ocho faros que se instalaron en las zonas más estratégicas del Archipiélago. Su función era guiar a los barcos que navegaban desde Europa hasta los puertos africanos, además de iluminar el camino para los navegantes que hacían la ruta desde el puerto de Las Palmas hasta Gran Tarajal.

Un paraíso escondido

La Playa de Los Ojos se encuentra a unos dos kilómetros del Puertito de la Cruz, en el municipio de Pájara. Este rincón de Fuerteventura, de tan solo 70 metros de largo y 20 metros de ancho, se encuentra protegido por un acantilado que guarda su belleza en un remanso de tranquilidad, alejada de las zonas turísticas más populares. Para aquellos que buscan escapar del bullicio, este es el lugar perfecto para desconectar y disfrutar de la naturaleza en su estado más puro. Sin embargo, su belleza salvaje no viene sin riesgos, ya que el mar que baña sus costas es conocido por sus fuertes corrientes y oleaje, lo que puede resultar peligroso para los bañistas menos experimentados.

La única manera de llegar hasta la playa es a través de un camino de tierra, el mismo que se utiliza para acceder a la famosa Playa de Cofete. Sin embargo, en lugar de tomar el desvío hacia Cofete, los viajeros deben continuar por la pista hasta llegar a Puerto de la Cruz, y luego tomar un nuevo camino de tierra que se desvía a la derecha, hacia la zona de Punta Pesebre. Esta ruta, que se extiende por más de un kilómetro, lleva directamente a la playa, ofreciendo una experiencia que se siente más como una aventura que como un simple acceso a una playa.

Los aventureros que finalmente se dedican por adentrarse en este litoral canario deben tener en cuenta que la playa carece de servicios básicos como restaurantes, baños o socorristas. Por lo tanto, es imprescindible llevar todo lo necesario para pasar el día, incluyendo agua, comida y protección solar.