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Playas

Descubre las playas secretas de Tenerife que pocos conocen y están casi vacías todo el año

Estas calas están rodeadas por un entorno montañoso y salvaje

Descubre las playas secretas de Tenerife que pocos conocen y están casi vacías todo el año mysocialwanderlust.com

En Tenerife, bajo los granes molinos del Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER), se encuentran unas pequeñas calas poco conocidas que, aunque en verano pueden tener algo de gente, el resto del año suelen estar casi vacías. Son espacios ideales para quienes buscan tranquilidad y un entorno natural sin aglomeraciones.

Estas calas, de arenas finas y oscuras o pequeñas piedras, están rodeadas por un entorno montañoso y salvaje, donde el oleaje y el clima contribuyen a crear un ambiente perfecto para la desconexión. Desde la Puntilla de Las Cuevas del Trigo hasta la Punta de La Pelada, es posible recorrer a pie un tramo de costa rocoso que permite descubrir hasta cuatro pequeñas playas escondidas, algunas casi secretas.

Playa del ITERWikiloc

El acceso a estas calas puede realizarse de dos formas: a pie o en vehículo. En ambos casos, el punto de partida es la salida 52 de la autopista TF-1 en dirección al ITER, ubicado en Granadilla de Abona.

Para quienes opten por caminar, el coche debe dejarse a un lado de la carretera justo después de la segunda rotonda, cerca de la entrada al complejo del ITER. Desde allí, un paseo bordeando la costa lleva a la primera playa, la más extensa de todas, desde donde se recomienda continuar la ruta a pie para descubrir las calas más apartadas.

Quienes prefieran ir en coche, deben estar atentos tras la primera rotonda para tomar un camino de tierra no señalizado a la derecha. Este sendero, aunque con tramos pedregosos, es accesible para vehículos con precaución y conduce hasta Las Casas Bioclimáticas del ITER. A partir de este punto, es necesario continuar a pie para alcanzar las calas ocultas.

Playa del ITERBeach Search

Es importante destacar que el descenso hacia las playas requiere cierta atención, especialmente al bajar por las pendientes resbaladizas que conducen a la arena. La experiencia, sin embargo, vale cada paso por la recompensa de encontrarse con espacios prácticamente vírgenes, donde la naturaleza se mantiene intacta y el silencio solo se ve interrumpido por el sonido del mar.

Estas calas, lejos del turismo, son un tesoro poco conocido que permite disfrutar de la belleza de Tenerife de una forma diferente: sin aglomeraciones, rodeado de un paisaje singular y con la posibilidad de desconectar completamente.