Vivienda

Este pueblo escondido en una isla española se convierte en uno de los más buscados para vivir rodeado de naturaleza

Esta riqueza natural permite a sus residentes disfrutar de un estilo de vida diverso: en apenas 40 kilómetros, es posible pasar de una jornada de senderismo en la cumbre a una tarde de relax junto al mar

San Bartolomé de Tirajana, Gran Canaria
Este pueblo escondido en una isla española se convierte en uno de los más buscados para vivir rodeado de naturalezaKAYAK

San Bartolomé de Tirajana, un rincón privilegiado del sur de Gran Canaria, se ha convertido en uno de los lugares más codiciados por quienes buscan una vida alejada de las pitas, los coches y el sonido urbano sin renunciar a las comodidades modernas. Con la consolidación del teletrabajo tras la pandemia de la COVID-19, este municipio ha logrado captar la atención de una generación de profesionales europeos que priorizan la libertad de movimiento y el equilibrio entre vida laboral y bienestar.

A tan solo algo más de 50 kilómetros de la capital insular, Las Palmas de Gran Canaria; San Bartolomé de Tirajana destaca por ser el municipio más extenso de la isla. Sus paisajes, que abarcan desde montañas acompasadas de profundos barrancos hasta playas de arena dorada, ofrecen una variedad geográfica única. Esta riqueza natural permite a sus residentes disfrutar de un estilo de vida diverso: en apenas 40 kilómetros, es posible pasar de una jornada de senderismo en la cumbre a una tarde de relax junto al mar.

Una demanda inmobiliaria en continuo crecimiento

La demanda inmobiliaria en la zona ha crecido de forma notable. Según el portal Idealista, San Bartolomé de Tirajana se sitúa como la 28ª localidad más buscada del país para adquirir una vivienda. El precio medio ronda los 4.550 euros por metro cuadrado (datos de mayo de este año), una cifra que refleja tanto el interés por la zona como la alta calidad de vida que ofrece. Aunque, como es obvio, no es apta para todos los bolsillos.

Entre las zonas más solicitadas para residir se encuentran Tunte y las zonas turísticas de Maspalomas, Playa del Inglés, San Agustín, Meloneras, Sonneland y El Tablero. Cada área presenta características distintas, desde la tranquilidad del interior hasta la vitalidad costera con modernas urbanizaciones, vistas al Atlántico y paseos marítimos repletos de vida.

Su infraestructura turística es una de las más desarrolladas del archipiélago: cuenta con centenares de alojamientos, numerosos centros de bienestar y spa, dos campos de golf, parques temáticos que operan todo el año, amplias zonas comerciales y un centro de congresos multifuncional, que consolida su capacidad para acoger eventos internacionales.

El municipio también esconde joyas culturales como el yacimiento arqueológico de Punta Mujeres, vestigio milenario de los antiguos habitantes de la isla, que añade un valor patrimonial al atractivo natural y turístico del entorno.

La combinación de clima privilegiado, conectividad digital, entorno seguro y servicios de calidad ha situado a San Bartolomé de Tirajana en el radar de los llamados “nómadas digitales”. Para muchos de ellos, teletrabajar con vistas al océano o desconectar con una tabla de surf y un mojito se ha convertido en una nueva forma de vida. Y este municipio canario, entre playas infinitas y montañas milenarias, parece haber encontrado la fórmula ideal.

¿Qué ver en San Bartolomé de Tirajana?

La zona media y alta del municipio de San Bartolomé de Tirajana despliega un paisaje de imponente belleza, donde las formas abruptas del terreno moldean una geografía espectacular. Destacan los barrancos de Tirajana y Arguineguín, que flanquean el término municipal por el este y el oeste, respectivamente.

Pero no son los únicos que cautivan la mirada del viajero. Otros cauces como los barrancos de Fataga, Los Vicentes, La Data o el Chamoriscan, que desembocan en la zona de Maspalomas, ofrecen panorámicas igualmente espléndidas, entre paredes rocosas, vegetación autóctona y vestigios de la vida rural tradicional.

En el corazón histórico del municipio, en el núcleo de Tunte, se alza una de las joyas patrimoniales más significativas de la comarca: la Iglesia de San Bartolomé de Tirajana. Consagrada en 1922, esta construcción religiosa presenta una elegante planta basilical de tres naves, donde se conjugan la sobriedad de la arquitectura canaria con elementos de marcado simbolismo religioso.