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La playa que ‘filtra’ turistas con una pista de tierra: así es la herradura de agua clara más deseada de España

En este lugar no hay paseos marítimos ni música; aquí quien manda es la luz, el viento y ese silencio raro, de los buenos, que sólo se escucha en los lugares que todavía se cuidan

Playa del Papagayo, Lanzarote
La playa que ‘filtra’ turistas con una pista de tierra: así es la herradura de agua clara más deseada de EspañaLanzarote.com

Hay playas que se recuerdan por la foto y otras por la sensación de estar ahí. Papagayo pertenece a la segunda categoría. Llegas con el polvo de la pista de tierra aún en las zapatillas, asomas la cabeza al borde del acantilado y el océano se abre en una media luna de agua azulada que parece decir: "ey, respira". No hay paseos marítimos ni música; aquí quien manda es la luz, el viento y ese silencio raro, de los buenos, que sólo se escucha en los lugares que todavía se cuidan.

Papagayo, aunque lo parezca, no es una playa aislada, sino la más célebre de un pequeño archipiélago de calas reunidas en el Monumento Natural de Los Ajaches. A un lado, arenales amplios; al otro, recovecos que se encienden con el sol de la tarde. La 'familia' se completa con nombres como Playa Mujeres, Caleta del Congrio o Puerto Muelas. Cada cual tiene su papel: la postal perfecta, la ruta tranquila, el baño con calma canaria. Con marea baja, el color se vuelve casi irreal y uno entiende por qué este lugar aparece una y otra vez en listas de imprescindibles.

Llegar es parte del encanto

Para llegar es mejor que sepas que no hay una autopista directa ni falta que hace. El acceso en coche se hace por una pista de tierra con baches y velocidad en la que es recomendable no sobrepases los 30k/h. Ese “pequeño filtro” ayuda a conservar el paraje con espíritu salvaje. Quien prefiera evitar la pista tiene alternativas igual de disfrutonas, como el paseo costero desde Playa Blanca o el taxi acuático que sale desde el puerto y te deja a un salto de la arena.

Agua clara y fondo vivo

La cala principal es una herradura protegida del viento, con arena que no quema y un agua que invita a ponerse las gafas de esnórquel. Cerca de la orilla se mueven peces como cardúmenes plateados y, a veces, algún pulpo curioso entre rocas. Si subes un poco por los senderos que bordean la costa, el mar se mira en cinemascope y Fuerteventura asoma en días despejados, como si recordara que las islas también conversan entre ellas.

Por otro lado, Papagayo y las calas vecinas están dentro de un espacio protegido, lo que se traduce en que cuides la pista, no bajes con el coche hasta la orilla, no dejes basura, evita la música alta y respeta la señalización. Parecen obviedades, pero son el precio mínimo de disfrutar de un lugar que se mantiene casi igual que hace décadas. Si te tienta la idea de quedarte a dormir bajo las estrellas, infórmate antes porque la acampada libre no está permitida fuera de las zonas habilitadas en temporada.

Dónde dormir

Para explorar Papagayo la mejor opción es Playa Blanca, que se encuentra a pocos minutos. Allí hay hoteles, apartamentos, supermercados y restaurantes. Desde el alojamiento se puede llegar en cocge, taxi o bici. Además, un consejo rápido, si puedes vete temprano o a última hora, no solo porque la luz es maravillosa, sino porque no habrá tanta aglomeración.