Así es el sendero de cascadas infinitas más espectacular de Cantabria

Que Cantabria cuenta con cientos de rutas y destinos para disfrutar de la naturaleza es algo sabido, pero siempre hay algunas que destacan sobre las demás por su belleza singular. Es el caso de este sendero donde los protagonistas son los bosques y las cascadas.

Se trata de un trayecto tranquilo, para disfrutar en familia o incluso con niños pequeños, ya que no es complicado, y que te sorprenderá por su espectacular belleza: saltos de agua, piscinas naturales, aguas cristalinas y una vegetación que crece sin límites.

Transcurre el camino en paralelo al arroyo de Barcenillas, afluente del río Saja, y parte desde la localidad de Barcenillas. Este pueblo, ubicado en el Valle del Cabuérniga, es uno de los pueblos más visitados de Cantabria, aprovecha y hazlo ya que estás allí, porque destaca la arquitectura tradicional de montaña tan representativa de los valles cántabros, con las casas con paredes de piedra y los balcones de madera de los que cuelgan flores que adornan de colores cada callejuela.

La ruta de las Cascadas de Lamiña se puede iniciar desde este lugar o también desde Cabezón de la Sal. Desde esta localidad el sendero transcurre hacia Reinosa, y recorre pueblecitos muy pintorescos como Carrejo, Ucieda y Ruente.

La senda de las cascadas de Lamiña es una caminata de cuatro kilómetros, entre la ida y la vuelta, y en la que además pasarás por varios puentes, todos de una enorme belleza. Además, estamos en una época del año ideal para recorrerla, ya que no te encontrarás con masificaciones, y así podrás disfrutar al máximo del paseo, parando incluso en alguna de sus zonas de descanso para disfrutar de un bocata, de una tortilla y de una fruta.

Todo el trayecto camina entre bosque autóctonos, con hayas y robles, y también hay una gran masa forestal de manzanos, alisos y avellanos, muchos de ellos ya están sacando las primeras flores lo que aporta al camino una belleza superior.

El camino es sencillo y está perfectamente señalizado, con lo que es imposible perderse. Las Cascadas de Lamiña son el premio que encontrarás al final de recorrido y donde los más valientes puedes aprovechar para bañarse en sus pozas o al menos remojar los pies. Escuchar el murmullo del agua cristalina es todo un remedio contra el estrés.

Una ruta de naturaleza que tiene todos los encantos para disfrutar de Cantabria, y que no te puedes perder estos meses porque está más bonita que nunca.