
Rutas
Así es la subida a una cruz cántabra donde sentirás que sobrevuelas el paisaje
El ascenso es una maravilla de la naturaleza y podrás culminar la ruta comiendo en uno de los pueblos más típicos

Subir a la cruz de Viorna es una de esas cosas que hay que hacer al menos una vez en la vida y que te reconcilian con el mundo. Se trata de un lugar absolutamente mágico en el que parece que sobrevuelas el paisaje y en donde solo el aire puro, el sonido de los pájaros y el verdor de la naturaleza van a ser tus acompañantes.
Cantabria es una de esas comunidades que conjuga naturaleza y mar y que por lo tanto, ofrece muchísimas opciones, pero tiene algunos lugares que todavía resultan un tanto desconocidos y que merecen mucho la pena. Hoy te traemos uno de esos sitios que es una auténtica maravilla y que no es de los más populares, al menos hasta que lo conoces, porque entonces vas a tener que volver más de una vez.
Se trata de una ruta de una belleza espectacular que discurre entre los Valles de Liébana y Los Picos de Europa, y donde se levanta la enorme cruz de Viorna y a la que se puede acceder a través de dos recorridos distintos.
La subida a la cruz de Viorna es una ruta de unos cuatro kilómetros, con un desnivel de 800 metros y que se recorre en un tiempo que oscila entre una o dos horas, depende de la pericia y la agilidad de quienes lo hagan, pero que siempre merece la pena.
Este monte está encaramado sobre el precioso pueblo de Potes, muy cerquita ya de la frontera con Asturias, y famoso por ser una de las localidades más bonitas de España y en la que además vas a poder disfrutar de una gastronomía tradicional con platos tan típicos de la región como son el cocido montañés, los quesos de la tierruca, los sobados, las quesadas y su orujo.
Otra opción es arrancar la ruta desde el pueblo de Maredes, en un circuito circular de 5 kilómetros.

Aunque no se puede decir que sea uno de los ascensos más fáciles, ya que se requiere estar ágil y con cierta destreza para superar el desnivel, el esfuerzo merece la pena y solo requiere de tener ganas de llegar a la meta. Las vistas desde la cruz impactan, son de esos lugares donde parece que se para el tiempo y es que además da la sensación de estar en el lugar más alto del mundo, con las nubes bajas debajo de tus pies.
Además, esta cruz es lugar de peregrinación para los habitantes de la zona y hay quien sube hasta la cima para pedirle protección o que hace una promesa cuando hay una persona enferma o cualquier problema de otro tipo. Se sube a la cruz es señal de agradecimiento si las cosas marchan mejor. Es uno de los lugares más espectaculares de la montaña cántabra.
Lo ideal es hacer la ruta, subir hasta la cruz y bajar a comer a Potes. En este preciosos pueblo, que es uno de los más conocidos de Cantabria y donde el turista sabe de sobra que merece la pena parar, podrás disfrutar de la arquitectura tradicional, con casitas de piedra con balconadas, su puente de piedra y sus paisajes... el plan perfecto para disfrutar de lo más bonito de Cantabria.
¿Te lo vas a perder?
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