Escapadas
El "capricho" que Gaudí decidió construir fuera de Cataluña, en uno de los pueblos más bonitos de España
Es de los pocas obras que el arquitecto diseñó para su construcción fuera de Cataluña y se puede visitar
Hay un pueblo de Cantabria que enamoró a Gaudí, tanto, tanto que se convirtió en uno de sus lugares preferidos. Y de ese amor, nació "El Capricho", un edifico modernista enclavado en el centro de la villa marinera de Comillas y que, sin ningún lugar a dudas, le ha dado a esta localidad una promoción a nivel mundial.
Fue construido entre 1883 y 1885 bajo la dirección de Cristóbal Cascante, y por encargo del indiano Máximo Díaz de Quijano. Es una de las pocas obras que Gaudí proyectó fuera de Cataluña, junto al Palacio Episcopal de Astorga y la Casa Botines de León.
Esta construcción pertenece a la etapa orientalista de Gaudí, entre 1883 y 1888, una etapa en la que el arquitecto se inspiró en el oriente y así quedó reflejado en su obra. India, Persia, Japón, el arte islámico hispánico, principalmente el mudéjar y nazarí fueron las fuentes inspiradoras del arquitecto catalán durante estos años. "El capricho" destaca por su decoración con Gaudí con azulejo cerámico, cartelas de ladrillo visto y remates en forma de cúpula.
Pero además de la obra de Gaudí, comillas tiene muchos más encantos. Es una villa marinera e indiana. Fue famoso por la caza de la ballena, que comenzó en el siglo X. También ostentó otro título, La Villa de los Arzobispos, pues un destacado número de comillanos llegaron a ocupar importantes cargos religiosos.
Pero el verdadero esplendor de Comillas fue en el siglo XIX, etapa del primer Marqués de Comillas. Fueron las inversiones del marqués en el pueblo, y la influencia de otros tantos indianos que volvieron a la villa, lo que transformó a Comillas en la cuna de un movimiento artístico todavía incipiente y que, más tarde, se consolidó como El Modernismo.
El Capricho es una de las obras más antiguas de Gaudí y en la que el arquitecto planteó lo que él consideraba la casa ideal. Sufrió varias reformas a lo largo de los años, precisamente por los "caprichos" de quienes la fueron habitando. Fue en 1969 cuando el edificio se declaró Bien de Interés Cultural y, tras un cambio de propiedad, entre 1987 y 1988 se llevaron a cabo unos intensos trabajos de restauración, se recuperó el estado original y se volvió levantar el invernadero, que había sido retirado, para hacer una interpretación de como fue el original.
Entre los años 1989 y 2009 el edificio funcionó como restaurante, pero los actuales propietarios consideraron que precisamente por ser un edificio simbólico y de gran valor arquitectónico, no era lugar para fogones. Hoy se puede visitar y conocer su historia y es, sin ningún lugar a duda, la visita obligada para todo el que pase por Comillas y un buen motivo para conocer el pueblo.
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