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Estreno

«Capitán Phillips»: Existencias a la deriva

Director: Paul Greengrass. Guión: Billy Ray, Richard Phillips, Stephan Talty. Intérpretes: Tom Hanks, Barkhad Abdi, Barkhad Abdirahman, Catherine Keener. EE UU, 2013. Duración: 134 minutos. Drama.

La Razón
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Paul Greengrass es inglés, aunque su filmografía cada vez se incline más hacia el otro lado del mapa; Hanks, una estrella profundamente estadounidense, y «Capitán Phillips», cine «made in Hollywood» casi por los cuatro costados del barco enorme de carga donde sucede todo a excepción de ese mensaje de crítica social que el director desliza suavemente en la cinta. El combinado funciona de manera potable durante buena parte de esta complicada, claustrofóbica odisea marítima, aunque su dilatado y tenso epílogo sea lo mejor de ella, con un protagonista ya vencido que, tras tantas horas de tensión en manos de los novatos piratas somalíes que sueñan con dólares, con tener una vida distinta en América y que han cambiado la patera por el abordaje, el capitán Phillips «se rompe» y deja ver la debilidad, los miedos de cualquier ser humano más allá de calificativos y supuestas leyendas. Curioso: durante el arranque del filme, es el mismo tipo que le dice a su mujer que «hay que ser muy fuerte para sobrevivir». O aparentarlo. La sospresa: un nervioso novato que conducía limusinas antes de empezar en este mundillo y llamado Barkhad Abdi en la piel de uno de los raptores, que le planta cara al mismísimo Hanks durante esta larguísima cinta de excesivos subrayados musicales mientras el espectador va comprendiendo que, en el fondo, quizá no haya ni completos inocentes ni completos culpables en esta historia (si bien otras igualmente reales acabaron de manera aterradora para los secuestrados). No, no se trata del mejor trabajo del cineasta (autor de las superiores «United 93» y «El mito de Bourne»), pero el director ha sabido paulatinamente metamorfosear el drama en un thriller opresivo y, hasta cierto punto, desalentador. Para algunos, con más o menos motivos, la suerte siempre está echada de antemano, sólo cuelga pendiente del punto de mira de un francotirador.

Carmen L. LOBO