5 pueblos de Castilla-La Mancha imprescindibles para visitar esta Semana Santa, según la Guía Repsol

Castilla-La Mancha"no es solo una tierra de paso", así es como la describen desde la Guía Repsol. A pesar de ser una comunidad autónoma desconocida para muchos, esta región alberga una riqueza medioambiental, artística, histórica, gastronómica y cultural que una vez la descubres, no puedes desvincularte de ella.

Si buscas una buena escapada para esta semana santa, a continuación te mostramos cinco pueblos imprescindibles para descubrir durante el mes de marzo, según la reconocida Guía Repsol.

1. Sigüenza, uno de los pueblos medievales más bonitos de España

En la provincia de Guadalajara se sitúa este peculiar paraje con sabor medieval considerado uno de los pueblos más bonitos del país. Este municipio manchego de calles laberínticas esta coronado por un imponente castillo del siglo XII que ha sido reconvertido a Parado Nacional de Turismo.

En 1965 dicha localidad con más de 2.000 años de existencia fue declarada Conjunto Histórico Artístico, entre otras razones, por su gran patrimonio arquitectónico. En este sentido, hace unos días, Sigüenza, ha presentado su candidatura basada en el valor histórico de su urbanismo y territorio natural para ser nombrada Patrimonio Mundial por la Unesco.

Las Jornadas Medievales de Sigüenza son algo más que una festividad, toda la localidad se convierte en un escenario histórico medieval que recrea la historia real de, doña Blanca de Borbón, cuñada del Delfín de Francia y sobrina del propio rey de Francia, que estuvo confinada en el Castillo de Sigüenza durante cuatro años por su marido, Pedro I El Cruel, rey de Castilla y de León.

En cuanto a gastronomía se refiere, en Sigüenza es muy típico el cordero asado con hierbas aromáticas, una receta típica de Guadalajara que los restaurantes "El Doncel" (2 Soles Guía Repsol) y "El Molino de Alcuneza" (1 Sol Guía Repsol), ubicados en este municipio, la llevan a otro nivel.

2. Alcalá del Júcar, un pueblo de Albacete con un castillo musulmán

Este pueblo situado entre los ríos Júcar y Cabriel se caracteriza por sus casas blancas con tejados naranjas asentadas en el cañón conformado por la erosión del río.

En lo más alto del municipio albacetense se encuentra una antigua fortaleza almohade que Alfonso VIII de Castilla recupera para su corona en el año 1213 donde dice la leyenda que sigue paseando el moro Garadén, un árabe que vivió un amor trágico e intenso con Zulema.

Dos de los sitios de obligada vivista en Alcalá del Júcar son el puente sobre el río, de origen romano y reconstruido en el siglo XVIII que ofrece una bella postal y su plaza de toros, una de las más antiguas de España, que contiene un peculiar forma de estadio romano como si todavía peleasen gladiadores dentro de ella.

3. Consuegra, el más puro estilo de La Mancha

Al visitar esta localidad en la provincia de Toledo te sentirás dentro de la novela Don Quijote. Los trece molinos de viento, alguno de ellos se han convertido en museos porque aún conservan maquinaria del siglo XV, son sin ninguna duda el emblema de Consuegra.

Estos emblemáticos molinos están acompañados por un imponente castillo medieval que ha sido restaurado, que se puede visitar y que además ofrece eventualmente funciones de teatro.

4. Almagro: la ciudad del teatro

Este municipio de 10.000 habitantes situado en la provincia de Ciudad Real conserva un Corral de Comedias declarado Monumento Nacional siendo uno de los mayores reclamos turísticos de toda Castilla-La Mancha. Este teatro alberga obras y espectáculos desde el siglo XVI y es el mejor conservado en toda España de la época del Siglo de Oro.

Además del conocido Corral de Comedias, también alberga lugares con un encanto especial como su gran Plaza Mayor caracterizada por esos soportales formados por arcos de madera, la Antigua Universidad y Convento de Nuestra Señora del Rosario, el Palacio de Medrano, el Convento de Santa Catalina y las iglesias de San Blas, de Madre de Dios o de San Bartolomé.

5. Alarcón

Este pequeño municipio conquense situado a las orillas del río Júcar está rodeado por una muralla que lo vuelven prácticamente impenetrable. El castillo y las torres del siglo XVI que actualmente se han convertido en Parador Nacional te dan la bienvenida una vez atraviesas el arco de entrada. Las calles adoquinadas de Alarcón te conducirán hasta sus cuatro iglesias y su plaza del Infante Don Juan Manuel donde las vistas son inigualables.