Impresionante: Una bola de fuego pasa por Toledo y Madrid a 51.000 km/hora antes de desintegrarse
El bólido fue visto a las 23.06 horas de este pasado domingo y recorrió unos 68 kilómetros en el aire
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Durante la noche de ayer, algunos afortunados pudieron observar un fenómeno astronómico muy poco común y es que una bola de fuego recorrió los cielos de Toledo y Madrid a más de 50.000 kilómetros por hora justo antes de desintegrarse por completo.
Los detectores de la Red de Bólidos y Meteoros del Suroeste de Europa (Red Swemn) que se encuentran en el Complejo Astronómico de La Hita (Toledo) han recogido las imágenes impresionantes de la aparición de este bólido espacial a las 23.06 horas de este pasado domingo.
Estos detectores pertenecen al Proyecto Smart del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que se coordina desde el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) con el objetivo de monitorizar continuamente el cielo para registrar y estudiar el impacto contra la atmósfera terrestre de rocas procedentes de distintos objetos del Sistema Solar.
Este mencionado proyecto de investigación dirigido por el el astrofísico, José María Madiedo, ha publicado en su canal de YouTube las tremendas imágenes de la bola de fuego capturada por los detectores. El análisis recoge que este fenómeno se produjo al entrar en la atmósfera terrestre una roca a una velocidad de unos 51.000 kilómetros por hora.
La bola de fuego procedía de un asteroide y recorrió unos 68 kilómetros en el aire hasta que finalmente se destruyó completamente en la atmósfera, de manera que ningún fragmento de ella consiguió llegar al suelo.
Fue tal el resplandor que provocó esta roca que pudo observarse a más de 600 kilómetros de distancia. A lo largo de su trayectoria mostró varias explosiones que provocaron aumentos súbitos de su luminosidad y que se debieron a diversas rupturas bruscas de la roca.
Estas rocas que se cruzan con la órbita de la Tierra reciben el nombre de meteoroides y el brusco rozamiento de la roca con la atmósfera a esta enorme velocidad hizo que la roca (el meteoroide) se volviese incandescente, generándose así una bola de fuego que se inició a una altitud de unos 81 kilómetros sobre la localidad de Villasequilla de Yepes (Toledo).
Desde allí avanzó en dirección norte, adentrándose en el espacio aéreo de la Comunidad de Madrid, y finalmente se extinguió a una altitud de unos 38 kilómetros sobre Madrid capital, concretamente sobre el barrio de Fuentelareina.
Cabe señalar que el bólido espacial también fue capturado por detectores del Proyecto Smart instalados en los observatorios de Calar Alto, Sierra Nevada, Sevilla, La Sagra (Granada), Huelva, Olocau (Valencia) y Faro de Cullera (Valencia).