Coronavirus

Estado de Alarma, once hijos y el coronavirus en casa

Así pasa el aislamiento en Valladolid una familia numerosa afectada

Irene y José María en un viaje con su familia
Irene y José María en un viaje con su familiaLa Razón

La madre, Irene Gervás, enfermera de profesión, comenzó a encontrarse mal, en un principio, por una conjuntivitis pero, poco a poco, el resto de su numerosa familia de once hijos fue cayendo a excepción de su hija mayor, de catorce años, que permanece asintomática.

El COVID-19 entró de lleno en su casa de 170 metros cuadrados donde, reconoce a LA RAZÓN, el aislamiento “es muy difícil”. Por ello, su segundo hijo, Fernando, bromea diciendo que son “virales”, no tanto por lo singular de su situación, sino por la afección que ha tenido el virus en su hogar.

“Caes como en una gripe y de repente un día estás muy mal, no te puedes levantar de la cama”, asegura, al tiempo que explica que su familia, con varios sanitarios, durante los primeros días del Estado de Alarma se preocupó mucho por su situación, creyendo que podía ser el coronavirus, por lo que le recomendaron llamar al médico de cabecera que, conocedor de su profesión y de los muchos hijos con los que cuenta, le hizo el test que, efectivamente, dio positivo.

Tras este primer choque de realidad pidió no ir al hospital, sino quedarse en casa manteniendo las distancias todo lo posible e intentando cumplir con todas las medidas. Sin embargo, “en casa del herrero, cuchillo de palo, ya que no tenía ni mascarillas ni guantes", subraya.

A pesar de ello, han salido adelante, con mucho sentido del humor, optimismo y compras gigantescas. “Antes tuve que ir a hacer la compra tres veces en una semana, llenando el carro hasta arriba de productos. Un día una niña le dio un codazo a su madre porque parecía que estaba haciendo acopio. Les tuve que explicar que, con tantos niños, una caja de seis litros de leche nos dura un día”, comenta Gervás.

Así, desde su experiencia viviendo con pequeños y con el virus en el mismo espacio, recomienda contar siempre con un bote de lejía a mano, escondido de la vista de los niños, para limpiar el aseo tras cada uso, así como dejar comida al alcance de todos para que vayan comiendo en los días en los que el COVID-19 no permite a los padres estar todo lo activos que quisieran.

“También es muy importante la vida familiar. Mis hijos mayores, adolescentes, están tirando mucho del carro, atendiendo a los más pequeños y ayudándoles con los deberes. Además, mi hermana les da clases dos horas cada día por Facetime”, afirma. “Gracias a tener mucha familia tenemos mucha ayuda, como la de mi madre que, con sus 40 nietos, hace albóndigas y croquetas para todos que va repartiendo mi hermano dejándonos las bolsas en la puerta", explica.

Por otro lado, recomienda “no estresarse”. “Hay que dejar las cosas un poco, ralentizarse”, asegura, para lo que considera que “es importante tener un horario”. Ella, por las mañanas, intenta “tener a los niños quietos, también por los vecinos, que estén lo más tranquilos posible” y, por las tardes, “vemos una película y nos movemos más, vemos conciertos, ponemos en la televisión las letras de los cantantes que les gustan en inglés”. “Todos somos como el protagonista de ‘El día de la marmota’”, bromea, por la sensación de estar viviendo una y otra vez el mismo día.

Además, si los niños “caen malitos” afirma que “no hay que ponerse nervioso, porque lo pasan rápido”. “Lo importante es limpiar bien y ventilar y, si alguno cursa vómitos, desinfectar el lugar pensando que, aunque parece más peligroso, lo echan antes”, destaca.

Además, apuesta por poner buena cara y no protestar y afirma que, para la gente que tiene fe, “uno más en la familia tiene que ser Dios” ya que “si Dios es lo primero las cosas me salen mejor”. Por este motivo, comienza el día, a las 8,30 horas, con una misa que también resulta amena para los más pequeños y procura rezar el Rosario en familia. Además, los mellizos, antes de esta crisis sanitaria, se estaban preparando para hacer la Comunión, lo que siguen haciendo gracias a los vídeos de Catequizis en YotuTube.

Finalmente, y de cara a las dos semanas que restan de confinamiento, Irene señala que “hay que aceptar las cosas como vienen, intentando alegrar a los demás y pensando en cómo vamos a celebrar la vuelta a la normalidad”.