Coronavirus
Residencias universitarias y alojamientos cambian de “clientela” en tiempos de pandemia
Sanitarios, personal asistencial e incluso militares se alojan en centros estudiantiles mientras que transportistas o trabajadores de empresas esenciales hacen lo propio en hoteles y hostales
La pandemia que azota a España desde hace casi un mes lo está trastocando todo. Nada es igual ya desde que el coronavirus llegara a nuestras vidas, pero lo que es peor es la sensación de incertidumbre existente en la sociedad de si cuando todo esto pase, todo volverá a ser como antes o no.
Con el decreto de estado de alarma y posterior paralización de toda la actividad de empresas no esenciales, entre las que se encuentran los alojamientos hoteleros y turísticos, el Gobierno de España, a través del BOE, aprobaba una lista con 371 alojamientos en toda España -36 de ellos de Castilla y León- a los que se les permite abrir sus puertas en estos días de cuarentena social para dar servicio a todos aquellos trabajadores básicos para el devenir del día a día de la nación que combaten a su manera y depende la profesión al contagioso y letal coronavirus.
Es el caso de los profesionales sanitarios, cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, transportistas, agricultores y ganaderos, trabajadores de fábricas agroalimentarias e incluso el personal que se encarga del mantenimiento del personal eléctrico. Además, para facilitar las cosas, especialmente a los profesionales sanitarios y de residencias e incluso militares, el Gobierno de Fernández Mañueco ha puesto a su disposición las residencias universitarias y juveniles que hay a lo largo y ancho de la Comunidad, en un despliegue de recursos públicos sin precedentes para hacer frente a una pandemia que lleva en nuestras vidas más de veinte días y que amenaza con retrasar el regreso a la normalidad más tiempo de lo esperado.
En estos momentos, hay alrededor de un centenar de personas, entre sanitarios, personal de residencias y militares hospedado en alguno de estos espacios juveniles en Soria, Ávila, Zamora y Segovia, principalmente profesionales de la Sanidad de nueva contratación o que viven en su casa con personas mayores o parejas que tengan patologías previas y que se han alojado en estos centros para no contagiarles y ponerles en serio riesgo debido a sus antecedentes. De hecho, según ha podido saber este periódico, en la Residencia “Arturo Duperier” de Ávila hay en estos momentos dieciséis sanitarios alojados además de una unidad UVI de soporte vital de militares sanitarios preparados para cubrir cualquier emergencia que surja.
Igualmente, en Zamora hay otros dos profesionales de la Sanidad viviendo estos días en la Residencia “Doña Urraca” mientras que la residencia juvenil “Emperador Teodosio” de Segovia acoge a otros 25 y espera la llegada de cuatro más en breve procedentes de las nuevas contrataciones que se están haciendo para hacer frente al virus y reponer las bajas por contagios. Y en Soria, la Residencia Universitaria “Antonio Machado” tiene ahora mismo 44 de las 49 habitaciones ocupadas por profesionales sanitarios (28), por personal para residencias (8) y también por otros ocho militares pertenecientes a las dos unidades de soporte vital básico avanzado desplazadas a la capital soriana, que tienen como misión trasladar a enfermos del hospital de Soria a otras UCI de la Comunidad, especialmente a Burgos. También en esta capital regada por el río Duero está preparada y lista para dar alojamiento la Residencia “Gaya Nuño”, que es probable que pueda hacerlo pronto, ya que la “Antonio Machado” roza el cien por cien de ocupación.
En Leon, Palencia, Salamanca y Burgos hay también residencias de la Junta que están preparadas para acoger a más gente pero de momento están sin ocupar mientras que en Valladolid no hay ninguna.
LA RAZÓN se adentra en el día a día de una de estas residencias que lleva atendiendo a este personal imprescindible para plantar cara al virus desde el pasado 23 de marzo, la soriana de “Antonio Machado”, que dirige José Eduardo Martínez. “En nuestro caso albergamos normalmente a universitarios pero debido a la crisis sanitaria nos pusimos desde el primer momento a disposición de la Junta para lo que fuese necesario. Somos trabajadores públicos y nuestro deber es servir, aunque nos hemos tenido que adaptar sobre la marcha porque los ''clientes'' han cambiado”, señala el responsable de este centro, mientras explica que atienden a los 44 huéspedes que tienen alojados en turnos de mañana, tarde y noche ya que todos tienen distintos horarios, y les ofrecen alojamiento, desayuno, comida y cena.
Los trabajadores de la residencia se han tenido que poner las pilas sobre la marcha para poder actuar según manda el protocolo ante las actuales circunstancias. Así, tanto en la entrada al centro como al comedor hay geles hidroalcohólicos al alcance para la imprescindible higiene de las manos, todos los residentes comen por separado y en mesas destinadas para seis personas para respetar las distancias gracias a la amplitud del comedor, y se mueven por las estancias con mascarilla y guantes. Los cubiertos que usan para comer son individuales ya que todos los alimentos están enfilmados (envueltos con film o plástico de cocina) para que no se infecten, limpian a fondo una vez a la semana y las sábanas que prestan salen de las habitaciones embolsadas por el usuario con destino a la lavandería propia de la residencia. “Son orientaciones en materia de prevención de riesgos que hemos tenido que aprender sobre la marcha", señala José Eduardo.
Cuenta el director que todos los profesionales hospedados utilizan la residencia para descansar sobre todo aunque hay algunos que se acercan a la biblioteca para leer con más asiduidad y otros prefieren aprovechar sus ratos libres para charlar entre ellos pero manteniendo las distancias obligatorias, aunque la gran mayoría se encierra en sus habitaciones, donde hay wifi disponible. “El ambiente es bueno, de optimismo pese a la normal preocupación por los contagios y fallecimientos nuevos que se siguen registrando cada día”, destaca el director de la residencia, para quien la llegada de los militares ha supuesto un revulsivo y un plus para todos los que están alojados en el centro, cansados por doblar turnos y preocupados por la que está cayendo. “La verdad es que los miliares han animado mucho a la gente, se les ve siempre positivos y optimistas y dispuestos a ayudar en lo que sea”, asegura, a la vez que agradece los gestos de cariño que le están llegando también de agradecimiento por la labor que están haciendo en la residencia así como el aliento que nota cada día de sus paisanos sorianos desde los balcones y ventanas.
Hoteles con transportistas, personal de fábricas y supermercados
Los hoteles turísticos, hostales, posadas y alojamientos de carretera, entre otros alojamientos, se han visto sorprendidos sobremanera por este tsunami llamado coronavirus y perjudicados gravemente por el estado de alarma decretado por el Gobierno de España. Se está viendo esta Semana Santa con todo cerrado y decenas de miles de cancelaciones para estos días, pero lo que es peor, también para los próximos meses, que está provocando y un agujero económico difícil de cuantificar y de superar con el tiempo. Si bien, algunos alojamientos cuentan con el beneplácito del Estado para poder abrir sus puertas para alojar a personas, trabajadores todos ellos de sectores que en estos momentos son esenciales para plantar cara al “bicho” y mantener las constantes vitales del país. Como son los transportistas, trabajadores de empresas agroalimentarias e incluso personal de empresas de suministro eléctrico.
Es el caso del Hotel Restaurante Sotopalacios, ubicado en esta localidad del mismo nombre del alfoz de Burgos, que es uno de los 36 alojamientos turísticos que forman parte de la segunda lista de Pedro Sánchez publicada en el BOE. Un hotel que es además restaurante que está acogiendo estos días a una media de entre cinco y diez clientes, la mayoría camioneros, trabajadores de alguna de las tres empresas de morcilla que hay en la localidad y de otras fábricas esenciales o supermercados de la zona y de algún empleado encargado del mantenimiento eléctrico, según cuenta a este periódico Alvar Güemes, dueño del hotel que gestiona junto a su hermana Tania, a quienes poder acoger a estos huéspedes alivia un poco la situación tan complicada que les está dejando esta crisis sanitaria.
En este hotel disponen de 40 habitaciones entre suites, individuales y dobles, además de un gran comedor preparado para grandes banquetes como bodas y comuniones que ahora está vacío al igual que en los próximos meses, ya que ya han tenido que posponer algún evento e incluso cancelar otros muchos, que es peor. De hecho, cuenta Alvar que han solicitado un expediente de regulación de empleo (ERTE) para una treintena de trabajadores del hotel. “Llevamos un mes y medio cerrado al público en general y en fechas muy importantes donde hay negocio y la situación es ya insostenible”, afirma, pesimista ante la situación que se avecina, es más, tiene claro que los ingresos que han perdido en este tiempo, que incluye el fin de semana del día del padre, la Semana Santa o las comuniones de mayo y bodas de verano, ya no se recuperan antes de dos años “o igual nunca”, se lamenta.
Cuenta Alvar que trabajan con todas las medidas de protección que se exigen y que atienden con mascarilla y guantes, además de desinfectar con lejía al menos dos veces al día los lugares comunes. Los clientes pueden desayunar, además de comer y cenar en sus habitaciones, a las que pueden acceder sin tener que pasar por el restaurante, lo que también es más seguro en estos tiempos de pandemia, y que han cambiado algo el mobiliario interior de las habitaciones, como por ejemplo mesitas y sillas más cómodas para que los clientes puedan comer, y tener una estancia más cómoda.
Otro de los alojamientos que tiene abiertas sus puertas a personal necesario es el Hotel Alda “Ciudad de Soria”, aunque según cuenta a este periódico Martín, su propietario, tan solo tiene alojadas en el momento de esta conversación a tan solo dos personas, trabajadores de empresas ambos. Asegura que la situación es delicada y que espera recibir alguna reserva a partir de la semana que viene pero que tampoco sabe muy bien debido a la incertidumbre existente en torno a la denominada “desescalada” o vuelta progresiva a la normalidad que prepara el Gobierno, por lo que teme que se cancelen también estas reservas al igual que otras muchas que ha tenido que llevar a cabo en estas semanas de cuarentena. “Tengo dos hoteles en la ciudad y ambos sin movimiento, pero lo peor es que las reservas que había para mayo y junio también se han cancelado”, lamenta Martín, quien, pese a todo, quiere ser optimista y mirar al futuro con cierta esperanza de que todo pueda volver a ser como antes y en no mucho tiempo.
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