Castilla y León

La superficie dañada por la fauna salvaje en Castilla y León crece casi un 27% en el primer cuatrimestre del año

Agroseguro desvincula este aumento a la incidencia del COVID-19 sino a las diferentes condiciones climatológicas entre ambos ejercicios

Daños provocados por la fauna salvaje
Daños provocados por la fauna salvajeIcal

La superficie agrícola dañada por la presencia de fauna silvestre o cinegética en la Comunidad ha crecido en casi un 27 por ciento entre los meses de enero y abril, periodo en el que el número de hectáreas declaradas asciende a 6.833 frente a las 5.437 del mismo periodo del año pasado. En este tiempo, el número de siniestros ha alcanzado los 844 frente a los 765 del año pasado, es decir, un 10,3 por ciento más, según los datos facilitados por Agroseguro a la Agencia Ical.

La paralización de la actividad y la desaparición en gran medida de la vida humana desde hace dos meses, sobre todo en las ciudades, ha dejado estos meses estampas peculiares en distintos puntos del territorio nacional donde se han podido ver animales como corzos, jabalíes y otras especies campando a sus anchas por las calles de grandes capitales, una llegada favorecida por el confinamiento, si bien en los últimos años ya se había visto alguna imagen similar.

El incremento en el número de siniestros declarados ha sido casi generalizado en todas las provincias de Castilla y León, con una incidencia casi idéntica en el caso de Palencia, con un 36,7 por ciento más (186 siniestros); un 36,6 por ciento más en Segovia (41 siniestros); o un 35,8 por ciento más en el caso de León (72 siniestros). Además, aumentaron también en Zamora, en un 28,9 por ciento (98 siniestros) y en Valladolid, un 10,3 por ciento (224 siniestros).

Por el contrario, se produjo una disminución en el numero de partes dados de un 80,9 por ciento en el caso de la provincia de Salamanca, donde se han contabilizado solo cuatro siniestros; un 51,5 por ciento en Ávila (16 siniestros); un 30 por ciento en Soria (siete siniestros) y un 3,4 por ciento en Burgos (196 siniestros).

En cuanto a la superficie dañada, esta también creció en cinco provincias de la Comunidad. Donde más lo hizo fue en el caso de León, donde aumentó un 207,5 por ciento hasta las 707,9 hectáreas; en un 58,4 por ciento en Burgos (1.412 hectáreas); un 54,9 por ciento en Palencia (1.509,3 hectáreas); un 24,2 por ciento en Soria (80,4 hectáreas) o un 10,1 por ciento en Valladolid (2.271,3 hectáreas). La tendencia contraria se experimentó en Ávila, donde descendio un 78,5 por ciento (59 hectáreas); un 69 por ciento en Salamanca (51,4 hectáreas); un 11 por ciento en Segovia (217,1 hectáreas) y un 0,9 por ciento en Zamora (525,4 hectáreas).

A pesar de esta incidencia mayor que el año pasado, desde Agroseguro se desvincula este aumento de daños por fauna en los terrenos agrícolas a la posible incidencia del coronavirus COVID-19, ya que el trabajo en el campo, al tratarse de una actividad esencial, no se ha interrumpido pese a la declaración del estado de alarma. Lo que sí ha cambiado de un año a otro han sido las condiciones en las que se encuentra el campo, que en principio prevé en este 2020 un buen año frente al pasado, que de nuevo estuvo marcado por una sequía acusada. “Lo bueno podría ser comparar entre dos años buenos en los que se den las mismas circunstancias”, explicó a Ical el director territorial de Agroseguro en Castilla y León, José Ignacio García Barasoain.

García recordó que los agricultores han podido seguir desarrollando las tareas del campo “sin problema” y, por lo tanto, desde este punto de vista no se ha visto perjudicada por la pandemia. “Tenemos casi todo tasado y no nos ha supuesto problemas” reconoció el director territorial de Agroseguro en Castilla y León, quien explicó que las únicas dificultades se han encontrado en posibles ralentizaciones a la hora de contratar un seguro, un trámite que ha podido resultar “más lento”.

Sin embargo, estimó que los animales “no han campado a sus anchas” por lo que llamó a manejar las cifras con “cierta cautela”. Lo que aclaró es que el año pasado, como fue un ejercicio marcado por la “acusada” sequía, los posibles daños ocasionados por la fauna quedaban “enmascarados” en la petición de daños por la falta de agua. “Este año puede haber más incidencia porque el agricultor ha dado algún parte más porque el campo está mejor y esos daños no se van a incluir en la tasación de sequía”, explicó García.

Dado que este año, si no se producen cambios importantes, se prevé una buena cosecha, por lo que los agricultores están dando parte de los daños por fauna “donde realmente se ve un daño superior al 20 por ciento” que es el mínimo indemnizable. Igualmente, no descartó que haya parcelas en las que está habiendo daños pero no se dé parte de ellos porque no se llega a ese mínimo. “En parcelas de 7.000 kilos de cebada, para que se vea dañado un 20 por ciento, tiene que comer mucho un conejo”, estimó.

Aunque por el momento se desconocen los animales que han ocasionado los daños, algo de lo que se tiene constancia en el momento de la tasación, García declaró que hasta el 90 por ciento de los daños, excepto en Tierra de Campos de las provincias de Palencia y Valladolid, corresponde de forma habitual al daño que provoca el conejo, que supone “una endemia total”. El jabalí también ocasiona perjuicios o el corzo en el caso de Soria, “Para la agricultura normal, el mayor problema suele ser el conejo”, y en especial en provincias como Burgos, donde “hay más conejos que mosquitos”, bromeó.

Jabalíes

Desde la organización agraria Asaja ya se pidió hace solo unos días a la Junta de Castilla y León la autorización de permisos excepcionales durante el estado de alarma para cazar jabalíes de manera controlada y responsable, como ya se ha llevado a cabo en otras comunidades, y así evitar daños en las cosechas de la Comunidad, en especial en el caso del maíz, los guisantes o el trigo.

El coordinador de Coag en Castilla y León, Aurelio Pérez, reconoció que solo habían pasado unos días desde la declaración del estado de alarma cuando era posible ver a los animales “a la puerta de casa”, e hizo referencia en especial a los daños ocasionados por los jabalíes en un momento en el que suelen hacer los camastros para las parideras. “Al estar los trigos altos o los forrajes, lo hacen en esas zonas” y llegan incluso a ocupar “cien metros cuadrados y amontonan toda la hierba que hay ahí”, aseveró.