Coronavirus

A vueltas con la Sanidad (II)

Las organizaciones sanitarias se diferencian de otras en que los médicos, con su forma de hacer las cosas, son quienes deciden gran parte del gasto

José Antonio Otero

Escribía en un artículo anterior en este mismo periódico el día 27 de julio que de todas las medidas que se iban a proponer para mejorar la sanidad hay dos que consideraba condición sin la cual ninguna otra daría resultado, a saber: mayor participación de los profesionales y más efectiva participación de los ciudadanos.

Hoy me referiré a la primera de ellas, ¿porqué es necesaria la mayor participación de los profesionales y porqué hay personas y estamentos que no quieren que sea así?

Las organizaciones sanitarias se diferencian de otras en algunas cosas, una de ellas, muy importante, es que en ellas son los trabajadores, fundamentalmente los médicos, con su forma de hacer las cosas quienes deciden gran parte del gasto. Siendo ya esto un motivo suficiente para confiar y buscar su complicidad no es el más importante.

El compromiso demostrado secularmente por la Profesión Medica y otras profesiones sanitarias se ha visto reforzado durante la pandemia que hemos sufrido y seguimos sufriendo.Este compromiso con los enfermos y con la sociedad debería ser suficiente para delegar en ellos las competencias relativas a la organización de la actividad asistencial, docente e investigadora, adoptando los equipos directivos de hospitales y atención primaria un papel asesor, facilitador y auditor.

Partiendo de la premisa de que la inmensa mayoría de profesionales de la sanidad tienen como objetivo principal la mejor atención a los pacientes, no solo desde el punto de vista clínico sino también de otros factores menos importantes pero en absoluto despreciables, como asuntos relacionados con la accesibilidad, horarios, confort de las instalaciones... quienes mejor que los que trabajan en centros de salud y hospitales para organizar cómo se han de hacer las cosas, si, en definitiva, ellos son los que lo van a hacer.

Desgraciadamente no corren buenos tiempos para estas ideas, decía al principio que porqué hay personas y estamentos que están en contra, que intentaré resumir, sabiendo que no voy a ser lo todo lo necesariamente exhaustivo.Los políticos y equipos directivos del partido que gobierna creen que si delegan en los profesionales pierden el control y su “status” de jefes y no podrían asegurar ante los ciudadanos que se hacen las cosas como se tiene que hacer, digo esto siendo muy benévolo.

En segundo lugar y siguiendo con la bondad, están los sindicatos, tanto los llamados de clase como los llamados profesionales.Todos ellos creen, y aciertan, que no podrán mantener las mismas actitudes y procedimientos si los profesionales intervienen de manera decidida en la gestión de la organización y no están dispuestos a hacer ese esfuerzo de adaptación, por tanto mejor que no se mueva nada y seguimos con nuestras liberaciones y “jugando”a la política.

En tercer lugar estamos los profesionales, nos hemos ilusionado tantas veces en el hospital y en los centros de salud que lo único que nos preocupa ahora es llegar a nuestra edad de jubilación, si no antes, para salir de esto de la mejor manera.

Además de estas tres resistencias hay otra también muy preocupante, aquellos partidos políticos que autodenominándose progresistas tienen miedo al progreso impidiendo cualquier avance y acusando de privatizador, cuál inquisidor del dieciséis, cualquier intento de mejorar la efectividad de nuestro Sistema Nacional de Salud preservando sus cualidades esenciales: financiación pública a través de impuestos, gestión pública, de cobertura a todos los residentes en nuestro país y con altísimos niveles de calidad.